¿Y yo de qué hablo?

El Folio En BlancoSeguro que es una frase que resulta familiar a mucha gente. Al menos a los que, como yo, trabajéis como consultores de Marketing y Social Media en diversos proyectos, o a los que simplemente estéis enganchados o enamorados a nivel personal de esta nueva etapa de transparencia y comunicación social, y os comportéis como auténticos embajadores de la misma a la más mínima ocasión.

En mi caso, la situación habitual sería algo así: Estás hablando con un potencial cliente, que te ha llamado porque le han dicho que este carro no se puede dejar pasar, y que tú de ésto sabes alguna que otra cosa. En la primera cita te avasalla a dudas, a preguntas, a quejas, a críticas, quiere saber qué es un canal, con qué herramientas, para qué, cuándo, dónde, por qué…. de forma que en la reunión previa a saber si hay o no proyecto, casi casi le haces una sesión de formación en ésto del 2.0. por la cara (qué duro es ésto de vender…). Ves que se va viniendo arriba con tus explicaciones – que por algo uno es un profesional en ésto – y que ve que, bien hecho, puede ser interesante para su marca/empresa entrar en «ésto del Social Media«. De repente se le cambia el gesto. Te mira fijamente, a los ojos. Desvía la mirada y frunce el ceño. Gesto ya claramente preocupado. Silencio. Se mesa el cabello (si lo tiene). Se quita las gafas (si las lleva) y con la patilla en la comisura de los labios, te hace LA pregunta: «Si, si, todo eso muy bien, pero…. ¿y yo de qué hablo?«

Quizás a alguno os suene raro, pero cuando me hacen esa pregunta, si lo hacen con la actitud adecuada, yo respiro aliviado. Prefiero mil veces alguien así, que alguien que tenga «clarísimo» que va a empezar a soltar «sus mierdas» a todo el que se ponga a tiro. Que si nuevas oficinas, que si premio nosequé, que si nuevo catálogo, que si mi producto ésto, que si mi promoción aquello… Mierdas, indudablemente. En cambio, a quien no sabe muy bien de qué hablar – y siempre que no sea porque su marca/producto no tenga nada que merezca la pena ser contado, en cuyo caso, lo mejor es QUEDARSE CALLADO… – le suelo pedir que vuele alto, que amplíe sus vistas, y que me cuente qué es lo que ve en sus alrededores desde su posición privilegiada. Que me hable de su sector, de su categoría, del problema que su producto soluciona, de la felicidad que genera en quien lo usa, de las experiencias de la gente, del por qué de su pasión, de qué es lo que a él le hace ir con ilusión los lunes al trabajo, y temas similares. Ahí deberíamos encontrar fuente inagotable de inspiración contra el síndrome del folio (o de la pantalla) en blanco

Ahora, cuidado, que también les digo algo que algunos ya me habrán escuchado repetir en más de una ocasión: Antes de abrirte un blog, ábrete un word. Y quien dice blog, dice un Facebook, un Twitter o cualquier otro canal. Entrena, practica, juega, finge que estás on-line durante 3 o 4 semanas, y ves «actualizando» estados, lanzando tweets y publicando posts durante ese tiempo. Cuando haya pasado el tiempo vuelve a leer lo que has escrito, y limpia lo que objetivamente es basura, que casi seguro que algo se te habrá colado. Lo que quede… ¿se lo enseñarías a ese cliente nuevo que está entrando ahora mismo por la puerta de tu negocio? ¿Y al que está entrando en la competencia? ¿Les aportaría algo leerlo? ¿Inclinaría la balanza a tu favor? Si es así, lánzate. Habla con «el mundo«, cuéntale tus razones, apasiónale con tu proyecto, dando vueltas y más vueltas, describiendo las vistas y los alrededores, no tengas prisa. Si les enamoras, te acabarán preguntando por tu producto…

Paz !

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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