Ahorrate los fuegos artificiales

Será que me hago cada vez más mayor – que si – y sobre todo más gruñón – que también – pero cada vez me cuesta más callarme según qué cosas. Y me cuesta porque cada vez con más frecuencia tengo la sensación de que nos dedicamos a adornar, y nos olvidamos de la esencia, de la base. Nos dedicamos a construir la casa por el tejado, y no nos damos cuenta de lo importantes que son los cimientos.

Responsive, HTML5, Jerarquías visuales, Sliders, elementos embebidos, integraciones con mil y un sitios, plugins sociales… adornos, adornos, adornos.

La clave de la captación de visitas, de aumentar el tiempo de permanencia en página, de la recurrencia, del éxito de las llamadas a la acción, de la venta en definitiva, no es todo eso. La clave es algo tan sencillo – y tan complejo a la vez – como un buen texto. Un texto que invite a ser consumido, que transmita claramente la idea que queremos que transmita, que nos transporte a ese universo, a esa experiencia, a ese conocimiento que queremos transmitir. Que comunique sin saciar. Que nos deje satisfechos aunque con ganas de más.

Si el texto es malo y le metes mucho adorno, seguirá siendo una web mala, un blog malo, un folleto malo. Bonito, quizás, pero malo. Por eso no entiendo proyectos en los que, desde el minuto cero se tiene clara la estructura, el diseño, el esqueleto, el código, los plugins, la integración, el lenguaje y la plataforma, pero el texto, el texto… ah, es verdad, el texto!! Bueno, eso lo hago en un momento, después, cuando lo necesites para meterlo. Por ahora llénalo con loren ipsum para ver cómo queda.

Pues lo siento pero no, amigüito. Haz eso y correrás el riesgo de acabar teniendo un videojuego. Luego no andes lloriqueando por ahí diciendo que en internet no se vende. El que no sabe vender eres tú !!

Paz!

L.

PS.- Este post ha sido inspirado por este SABIO manifiesto de Justin Jackson, descubierto gracias a un RT mañanero hecho por el gran @TorresBurriel

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

    1. Sin duda !! Y más en estos tiempos, que vivimos en una época claramente visual, pero esa imágen ha de ser, o bien el reclamo que te incita a entrar e informarte, o bien el acompañamiento perfecto para ese buen texto que comentábamos. Confiar toda tu comunicación a la tecnología, o a los «efectos especiales» creo que no es la mejor elección… 🙂

  1. ¡¡Jrande!!

    Que me web superllena de imágenes de 2 mb con archivos de nombre IMG5005.jpg y sin poner textos alternativos a las imágenes posiciona de puta madre.

    Y, cierto: una buena web ha de llevar un buen texto. Hasta que te inflan las pelotas con cambios o te joden la usabilidad poniendo una persona cuyo mayor conocimiento de Interneclr es saber usar los botones atrás y delante del navegador.

    Sigo diciendo que se reparten pocos golpes de remo…

  2. La explicación más sencilla suele ser la correcta. Excelente post. Aunque me asalta la duda ¿que cantidad de texto lee de media un usuario de Internet? ¿Nos excedemos con largos textos y nos abandonan o nos quedamos cortos con frases minúsculas que resultan irrelevantes para el usuario final?

  3. José Miguel, me adelanto a Lucas para aventurar que la cantidad de texto que se debe poner es la necesaria. Ni más, ni menos.

    El texto florido tiende a la belleza (a veces) pero si no es una página dedicada a la poesía o a la prosa lírica, nadie lo leerá.

    Si es tan minúsculo que resulta irrelevante, la propia afirmación da la respuesta.

    Escribir es reescribir, y quitar lo que sobra.

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