¿Quieres que lo recuerde? Házmelo vivir.

No voy a empezar con la cita clásica, por no ser cansino. Bueno, si, voy a empezar con la cita clásica, no voy a dar por sentado que sabes a cuál me refiero:

Cuéntamelo y lo olvidaré;

enséñamelo y quizás lo recordaré;

involúcrame y lo comprenderé.

Confucio

Esto deberíamos tenerlo presente de forma constante todos los que nos relacionamos de una u otra forma con la comunicación actual. Vivimos en una sociedad sobreestimulada, con una crónica falta de tiempo, menguante capacidad de concentración y exasperante «multipantallismo» y «multicanalismo» simultáneo. Que nuestro mensaje llegue a las personas adecuadas es cada vez más una larga partida de tetris, donde ir lanzando piezas de diferentes formas que, si conseguimos que el usuario vea y mueva, acaben formando una línea, que desaparecerá, si, pero dejando una sonrisa en el rostro a ambos lados de la pantalla. Necesitamos construir historias. A través de piezas sueltas, que tengan la posibilidad de ser encajadas creando algo mayor.

Pero para crear historias que quieran ser consumidas, debemos dejar de hablar del «yo» y pasar a hablar de «nosotros«, de nuestros usuarios. Necesitamos dejar de hablar de nuestra marca o producto constantemente, y pasar hablar de sus beneficios y del territorio de nuestra marca, aquello que le rodea, le da sentido y realmente interesa al usuario, y que a su vez tiene la capacidad de integrarse de manera natural en sus contenidos y conversaciones.

Y de la misma forma que el tetris necesita de un usuario moviendo el joystick para crear las combinaciones correctas de fichas, la mejor manera de que nuestro mensaje cale en nuestros usuarios es involucrándolos, haciéndoles vivir aquello que queremos comunicar. Creando la comunicación desde esa experiencia que queremos crear. De la misma forma que cuando creamos un tweet, una publicación de Facebook, un email o una página web SIEMPRE tenemos que pensar «¿qué queremos que haga el cliente después de leer esto?«, también deberíamos pensarlo a la hora de plantear cualquier acción de comunicación: «¿qué queremos hacer vivir a nuestros clientes?» y sobre todo «¿cómo nos ayuda esto en la creación de nuestra propia historia? ¿nos acerca y hace partícipes de nuestro territorio de marca?«.

Si conseguimos involucrar a los usuarios en la propia creación de nuestra historia, en la propia justificación de la existencia de la marca y en la puesta en valor de su – valga la redundancia – propuesta de valor, habremos avanzado con pasos de gigante. De clientes a cómplices. De ahí a compañeros de camino. De 1 player a 2 players. De jugar sólos a «ve cantándome cual es la siguiente pieza, que yo las voy colocando

Un coche puede incorporar todas las medidas de seguridad que queramos. Podemos comunicarlas hablando de sus beneficios, como ya vimos en otro post. Pero un coche, hoy por hoy – en el futuro ya veremos – todavía necesita de nuestra atención. Y esa atención al volante forma parte de nuestro territorio de marca. Lo podemos contar de millones de formas. Posiblemente formarán parte del paisaje. Salvo que se lo hagamos vivir a nuestra audiencia. Ese impacto seguramente dejará una más profunda cicatriz. Exactamente igual que en el MundoReal™

Bien (nuevamente) por Volkswagen. Comunicación que comunica. Comunicación basada en hacer vivir el mensaje. Comunicación que produce cambios. Comunicación que cambia hábitos. Porque la comunicación, decía Juan Boronat hace unos días, si no transforma, no es Comunicación….

Paz!

L.

PS.- El vídeo que ha inspirado este post me lo mandó el otro día mi hermana pequeña (gracias, Maria!) por mail. Si tú ves algo que crees que podría servir de inspiración para un post, mándamelo!!, por aquí, o directamente a lucas @ calvoconbarba.com. Te estaré MUY agradecido!! 😉

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

    1. Pues yo juraría que es de Confucio, pero vamos, que tampoco voy a poner la mano en el fuego ahora que lo dices…
      Por otra parte, mientras el resto del post te parezca correcto, yo me doy por satisfecho! 😛

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