Adios publicidad, hola publicidad

La función de la publicidad es, fundamentalmente, vendernos aquello que anuncia. Para ello hace uso de técnicas y recursos variados en función del producto, de la competencia, la sofisticación del mercado y la madurez del público objetivo. A veces explica funcionalidades, a veces beneficios, a veces aporta superpoderes a quien lo usa, y otras tira de validación social, escasez o temporalidad. Lo que haga falta para conseguir su objetivo, normalmente envuelto en un bonito paquete.

Nada de eso ha cambiado. Todo eso sigue siendo válido. Lo que pasa es que ahora no son (solamente) las  marcas quienes lo cuentan. Y el impacto es significativo. Porque cuando quien habla no es la marca sino «alguien como yo» el resultado es radicalmente distinto. Porque si es «alguien como yo» tenemos el mismo problema. Porque si es «alguien como yo» usamos el mismo lenguaje. Porque si es «alguien como yo» usamos los mismos canales. Porque si es «alguien como yo» tenemos los mismos códigos. Porque si es «alguien como yo«, probablemente, le voy a escuchar. Y es por eso que, para mi,  «alguien como yo» es la mejor definición que podríamos hacer de lo que ahora hemos venido a denominar «influencer«. Porque en esencia, es lo que son. Gente como nosotros, que hace cosas que nosotros no hacemos, que tiene acceso a productos, servicios o experiencias a las que nosotros no tenemos acceso – y que nos gustaría tener – y lo cuenta, generando opinión. Y el mero hecho de que compartan su día a día les sirve para seguir anclándoles en ese concepto de «alguien como yo» incluso cuando viven una vida a la que «alguien como yo» jamás tendrá acceso.

Y lo mejor de todo es que ese comportamiento está extendido a todas las capas de la población. Todos, en mayor o menor medida, somos influencers. Porque todos, en mayor o menor medida, compartimos nuestras experiencias del día a dia. Y todos,  a un circulo de mayor o menor dimensión, influimos con nuestros actos. Por eso sigo insistiendo día y noche, y no me cansaré de hacerlo, que la mejor inversión que puede hacer una marca es aquella que vaya destinada a que todo aquel que entre en contacto con ella viva una experiencia que sea tan buena que no pueda evitar compartir. Porque le sorprenda, porque le enamore, porque le resuelva un problema, porque le deje con la boca abierta, porque haga algo más allá de sus expectativas… por lo que sea! Pero que la experiencia sea tan buena que sienta la necesidad de contarlo. Y si una vez que lo hace la marca vuelve a hacerse presente y le agradece sus palabras… doble WOW. Bingo! Jackpot! Las 3 manzanas! Y encima estaremos reforzando la opinión vertida por el usuario, y ofreciendo una puerta de entrada directa a nuevos clientes. No estoy hablando de hacer publicidad. Pero estarás haciendo publicidad. Y de la buena. De la que ayuda a vender.

Paz!

PS.- Algo de todo esto viví en carne propia esta pasada semana. Era mi aniversario y no sabía dónde ir a cenar para celebrarlo, así que pregunte en twitter y en facebook. En seguida empezaron a llegar recomendaciones y un nombre se repetía en ambos canales: el Quema. Que además fue el primero en entrar en la conversación agradeciendo las recomendaciones, y resolviendo mis dudas (mi mujer es intolerante a la lactosa, así que siempre me aseguro antes de reservar que ella podrá disfrutar tanto como yo allá donde vamos). Acabé reservando mesa (directamente en twitter!) y la experiencia fue FABULOSA. La comida exquisita, la atención genial, las raciones perfectas y el precio adecuado. Obviamente, cuando salimos, fui yo quien lo recomendó (en FB y TW). Y algún amigo ya me ha dicho que lo van a ir a probar. Y esa es la razón principal por la que compartimos. No por las marcas, sino para que los amigos descubran y disfruten igual que nosotros hacemos. No lo olvides.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Gran verdad, como siempre ;). Recientemente estuvimos en Jaca y uno de los sitios que tenía fichados para probar era La Oliva, precisamente porque te había visto algunas fotos en Instagram. La experiencia fue buenísima en todos los sentidos, así que también la compartí en mi Instagram , aunque yo muy influencer no me veo xD

    1. Ves? Otro ejemplo perfecto de cómo funciona la rueda de influencias en este mundo digital. Yo disfruto una experiencia, la comparto, tú consideras que mi opinión es válida y decides repetir esa experiencia. Y seguro que alguien ha visto tu publicación y eso será el empujón final para que también lo pruebe. Y para eso no hace falta tener 200.000 seguidores. Solo hace falta ser auténtico y compartir experiencias reales. Y eso puede hacerlo cualquiera, como queda demostrado!

      Por cierto, ir a La Oliva es ir sobre seguro! Prueba también el Marboré la próxima vez que vayas a Jaca. Te gustará! 😉

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