¿Y si el low cost fuera el precio de partida?

Quizás quien oferta algo low-cost está tirando los precios y sea algo a evitar, pero también cabe la posibilidad de que lo que esté haciendo sea «aligerar» la oferta de características y prestaciones innecesarias, ofreciendo algo mucho más ajustado a los gustos y deseos de un grupo de consumidores, consiguiendo con eso no sólo abaratar su propuesta, sino también estar mucho más cerca de los clientes, algo que no tiene precio…