Porque soy débil. Porque no soy capaz de resistir a la tentación. Porque aunque me lo pongan difícil soy capaz de vencer todas las dificultades necesarias para alcanzar el objeto de deseo. Tengo el Síndrome de Adán….veo una manzana…y me pierdo.
Si, he caido. Pensaba que estaba algo curado de lo mío. Pero no. He vuelto a caer. Y eso que lo llevaba mejor ultimamente, y creía que lo tenía dominado. Creía que aunque lo viera no me afectaba. Me había construido un muro de razones para no caer. Y creia que me lo había creido. Pero soy débil. Sólo me ha hecho falta una pequeña excusa. Y he caido hasta lo más profundo del abismo de nuevo. Me he comprado el iPhone. A pesar de Movistar y del compromiso de permanencia. A pesar de las listas de espera y de la escasez de terminales. A pesar de las contraofertas de Orange. A pesar de todo, he caido. Porque veo una manzana…y me pierdo.
Tengo el síndrome de Adán, qué le voy a hacer. Y creo que reconocerlo es un primer paso, aunque no se muy bien hacia dónde. Porque tampoco es que me quiera curar. La verdad es que no. De hecho casi diría que es al contrario. Soy «Apple-Proud». O como se diga. Vamos, que creo que ya no me quedan amigos a los que recomendar que se pasen a Mac. Que dejen Microsoft atrás en sus vidas. Que descubran las bondades y bellezas de este sistema operativo…que engancha.
Mi adicción empezó hace ya unos cuantos años. Y empezó, como para mucha gente, de la manera más inocente, por la música. Mi primer iPod lo compré a mediados de 2003, y fue el tercera generación de 10G, el primero de los que lanzaron con Dock. Me lo robaron. Y yo ya estaba enganchado. Me compré otro igual, de 20G. Lo fundí de tanto usarlo. Y me regalaron para un cumpleaños el actual, el 5º generación, de 80G, que es el que aún tengo activo y a medio fundir. Pero claro, para salir a correr es un poco pesado…y no admitía el invento de Nike+, o sea que me compré un Nano de 4G…y al poco tiempo compré otro a María de 2G.
Y entre medias monté la empresa. Y claro, había que comprar equipos informáticos. Y como la empresa se creaba de cero…no había ningún problema en «manzanizarla». Y de repente estaba trabajando con un iMac de 20», mientras un MacBook de 13» me miraba desde la estantería…
Y claro, cuando el otro día me cargué el teléfono (intentando hacerme un cargador para la moto…), pues me quedé sin excusas. Además, encontré un tarifa de Movistar bastante razonable (12€ fijos al mes y las llamadas a cualquier destino, de 8 a 20h a 0€, resto de llamadas y fin de semana a 0,18€)…y pequé. Ahora, un bonito iPhone 3GS de 32G me mira desde la mesa, hambriento de recibir aplicaciones, de las tontas y de las productivas, de todas. Pero yo soy fuerte. No me voy a descargar nada.
Ja !
Aunque la posible reforma del Mac Mini y el teórico lanzamiento de la iTablet, reconozco que me tienen preocupado…
Seré fuerte. Seré fuerte. Seré fuerte.
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