Parece que ahora el remedio a todos los males pasa por «ser social«. Por empatizar, compartir, establecer relaciones, crear contenido, hacer amigos, crear fans… pero, estamos seguros que esa es la solución ??
Porque no nos engañemos, aquí – y por «aquí» entiendase cualquier lugar, físico o virtual, al que se asome cualquier persona, empresa u organización – estamos para vender. Nuestra marca, nuestro producto, nuestro servicio o nuestra maravillosa presencia y enorme ego, pero estamos para vender. Y el mero hecho de «ser social«, en sí mismo, no nos hará vender. Igual nos lo pone más fácil si nuestra oferta es buena, pero no nos va a hacer vender «per se«.
Steve Jobs no era precisamente un tipo simpático, empático o colaborativo, pero ya querrían muchos tener su marca y sus productos. Henry Ford no es precisamente otro ejemplo de persona reconocida por «hacer amigos» o por tener en cuenta la opinión de los clientes, pero ya querrían muchos tener su capacidad de predecir el futuro y adelantarse a las necesidades de los consumidores. Pero ambos fabricaban productos que la gente quería, y los vendían bien, antes de los tiempos de la invasión del Social Media ¿Seguimos buscando ejemplos?
Pues eso. Que quizás, ANTES de embarcarnos en la aventura de «ser social«, o de buscar el apoyo y consejo de agencias, freelances y consultores, deberíamos hacer TODOS un poquito de examen interior y preguntarnos: ¿¿ Lo que tenemos a la venta merece la pena ?? Y no vale con que lo digamos nosotros, lo tienen que decir los clientes. Si la respuesta no es un claro y rotundo SI, de los que salen sin necesidad de pensarlo mucho, entrando en redes nos estaremos saltando pasos. Si tus propios clientes no son quienes te recomendarían con los ojos cerrados, ¿¿qué buscas en las Redes?? ¿¿Comprar votos, amigos y recomendaciones?? Feo, feo. Eso no es «ser social«, eso es prácticamente un soborno, un matrimonio de conveniencia, una relación interesada que nace podrida desde el inicio, es hacerte trampas al solitario.
No tengas prisa en entrar. El mundo sigue girando aunque no tengas una página en Facebook y una cuenta en Twitter. Tu empresa/proyecto/producto/marca seguirá activa aunque no estés presente en los nuevos canales, al menos por un tiempo. En cambio, si lo que vendes, cómo lo vendes o a quién lo vendes no está bien enfocado… poco recorrido te queda por delante. Dedicate a eso primero, a mejorar lo que tienes que ofrecer. Redondea tu propuesta, empaquetala bien, ponle lazo, haz que lo que tienes sea algo realmente envidiable y deseable.
Y si tienes una necesidad imperiosa de estar en las redes, por la razón que sea, hazlo desde segunda línea, escuchando, aprendiendo y tomando buena nota de las opiniones de la gente sobre lo que tú haces, y sobre lo que hace tu competencia. Consideralo entrenamiento antes de saltar al campo. De esa forma, el día que saltes, sabrás hacia dónde correr, cómo desmarcarte del resto de atletas, en qué partes del recorrido apretar los dientes, y dónde está la línea de llegada. Porque eso de correr por correr, el dia de la competición… como que no te hará ganar medallas !! Y en la red se está compitiendo TODO el rato, amigüitos…
Paz !
100% de acuerdo. Construir un buen producto o servicio es lo primero, generar canales de venta lo siguiente (si no se ha podido hacer incluso antes que lo primero) y después siempre es maravilloso «ser social».
Verdades como puños, sí señor.
Otra vez en la diana. Qué suerte leer que pienso igual que uno que entiende mucho de esto.
Y me encanta que no hayas usado el eufemismo favorito por estos pagos para decir que hace falta que el negocio, al final «cubique»: estoy un poco hartito del palabro «monetizar».
¡¡Parece que les dé vergüenza usar la palabra «vender»!!
Bye