Muchos de los gestores de proyectos en Social Media tienen un pasado en otras ramas de la empresa. Comunicación, Atención al Cliente, Marketing o PR, normalmente. Muchos de los proyectos se gestionan (o al menos se gestan) desde agencias, que hasta hace no mucho eran agencias de Publicidad, de Medios, Promocion (BTL) o PR, y ahora lucen con orgullo el apellido 2.0 en sus placas. La mayoría están (estamos) acostumbrados a dibujar un mapa de proyecto, a seguir unos pasos, una metodología, y a acabar generando un «entregable» que cubre distintos aspectos del proyecto. Desde el briefing, hasta el planteamiento estratégico sugerido, las líneas de actuación, los mensajes a comunicar, la selección de canales, el tono, estilo, cadena de respuesta, protocolos de actuación, KPIs, reporting… Así es como nos hemos educado. Es así como hemos llegado donde estamos. De hecho, es así como «se debe hacer«. O eso creemos. ¿Nos equivocamos?
Me temo que lo que procede es una respuesta gallega. Un «depende«. Porque igual que lo más peligroso de un perro potencialmente peligroso es su dueño, en la presencia en Redes Sociales lo más «peligroso» en ocasiones no es quien pulsa las teclas, quien responde en nombre del logo que aparece en pantalla… sino quien inquisitivamente vigila por encima de su hombro con afán controlador !! Está claro que para poder sacarle partido a las redes – y no nos engañemos, para eso deberíamos estar, no para hacer amigos – hay que tener una hoja de ruta, hay que saber para qué estamos y qué queremos obtener. En definitiva, tenemos que marcar un punto de destino en nuestro mapa. Pero una vez hecho eso… tenemos que aprender a «dejarnos llevar» y ser NATURALES. Y esa es la clave. Estamos demasiado acostumbrados a los protocolos, a las respuestas tipo, a los procedimientos, reglas y normas que nos marcaban el camino en el pasado, y no somos capaces de SER. Sólamente actuamos según el guión, y eso, como no somos actores, no queda bien en pantalla, se nos ve forzados, y sigue lejos de ser la manera de humanizar a la marca. Hay que olvidarse del control, de la pauta cerrada, del guión detallado y SER. No vale con pretender, o al menos, no vale para llegar al mismo sitio.
Es necesario tener un destino definido, por supuesto que si. Y también es bueno contar con un GPS, un plan de ruta para llegar hasta allí, pero tenemos que perderle el miedo a saltarnos la calle «correcta» para hacer el giro. Tenemos que tirar el Tom-Tom de carretera, el que se empeña en decirnos «en la rotonda, tome la segunda salida» y usar un GPS de campo, que sólamente nos indica una dirección a seguir, y la desviación que tenemos sobre el siguiente waypoint definido, pero NO nos dice qué camino tenemos que tomar. Somos nosotros quienes, en función de las curvas de nivel, del aspecto del camino, de nuestro estado físico, del tiempo que disponemos, del equipo que tenemos, de nuestro nivel de entrenamiento y del tiempo que hace, escogemos el camino largo y suave – que nos permite hablar con nuestros compañeros de viaje y sacar fotos – o el atajo rápido pero inseguro, que nos expone a una lesión en cualquier momento, y que nos deja sin aliento y no nos permite disfrutar de las vistas, para avanzar. Somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de adaptar nuestra zancada al camino y al paso de nuestros acompañantes, salvo que queramos llegar rotos y sólos. Hemos de avanzar, por supuesto, sin perder de vista la meta, sin perder de vista el reloj, vigilando tiempos, pulsaciones y desnivel acumulado, pero recordando que estamos corriendo una Ultra, y que esto no es un sprint en pista…
Por eso, preocúpate de enrolar en tu equipo a buenos atletas, pero que también tengan capacidad de orientación y adaptación. Estudia bien el mapa, marca waypoints claros, monta buenos avituallamientos, equípales con el mejor material que te puedas permitir, establece las pautas… y déjales correr. Porque en demasiadas ocasiones, los procedimientos rígidos son los que matan la conversación… y hacen imposible la conversión !!
Paz !
Hola, Lucas!
Muy acertado el tema de tu artículo. Hace algún tiempo conversaba en mi blog acerca de la necesidad de darle un toque humano a la presencia de empresas en redes sociales.
Obviamente hay que tener un plan de ruta, un destino definido, pero el día a día debe estar definido por la naturalidad, la sinceridad, el deseo de aprender del otro que tenemos enfrente.
Compartiendo 😀
@Joel, yo diría que SIEMPRE hay que darle un toque humano a la comunicación en redes. Si no lo haces, jamás conseguirás relacionarte…
Extraordinaría metáfora y comparto todo lo que dices. Es esa capacidad de plasmar sobre un documento que puedas tocar lo que le va a dar realidad muchas veces a esa estrategia. En otras ocasiones no vemos la senda sobre el terreno pero si vemos que el mapa señala la ruta y el GPS nos confirma dónde estamos. No entiendo una estrategia sin un plan y tampoco sin margen de maniobra para los contratiempos.