Todos queremos vender. En Redes Sociales o fuera de ellas, pero todos, de forma directa o indirecta estamos en promoción contínua. Este blog mismamente, además de un espacio personal de reflexión, no deja de ser un escaparate de mi forma de pensar, de mi forma de ver y de mi forma de hacer, un CV vital siempre actualizado, que en definitiva «vende» mis habilidades para actuar como consultor en tu proyecto, para ser ponente en tu próximo evento o para colaborar en tu siguiente aventura. Pero eso lo consigo sin poner banners de «Vendo, vendo«, «Que me lo quitan de las manos«, «Ocasión«, «Pide tu presupuesto ahora» y demás zarandajas habituales en el MundoReal™.
Porque esto es distinto. Esto es más un romance que una aventura rápida. Aquí las cosas van a su propio ritmo, y las conversaciones se mantienen con una copa de vino en la mano mientras el fuego crepita de fondo en la chimenea. Tú estás en tu mundo. Yo en el mío. E Internet en el de todos. Y así pasan los días, pasan las horas y yo no te pido, sólo te ofrezco. Y tú no sabes que estás buscando, pero llega un día que te das cuenta de que algo necesitas y que yo puedo ayudarte. Porque me has leido/visto/oido y algo ha hecho click. Y hablamos. Y encajamos – que es importante – en nuestra forma de ver las cosas. No sólo el proyecto. También la vida. Y vemos que ambos estaríamos a gusto. Y hablamos de tiempos y cuadramos. Y hablamos de dineros y también cuadramos. Y a ambos – insisto en esto – nos hace ilusión colaborar juntos. Y no hace falta nada más para empezar a hacerlo que querer – y poder – hacerlo. Y queremos y podemos. Así que lo hacemos.
Claro, dirás, yo lo puedo hacer así porque soy freelance, autónomo, profesional independiente, consultor artesano o como lo quieras llamar, y tengo/soy mi propia empresa, pero una empresa «tradicional» no puede, porque necesita una continuidad, una seguridad*, y por eso ha de caer en la venta agresiva. En la acción masiva, confiando en que disparando a muchos, un número suficiente de proyectos cristalicen y le permitan facturar. Pues tú mismo, pero recuerda que si aplicas esas prácticas en este canal, el mando a distancia no es tuyo. Tú no decides qué canal ve la gente. Es más, ni siquiera decides si el canal está encendido cuando tú quieres. Y lo fácil será que TE apaguen en sus receptores. Y que sigan a lo suyo. Que no eres tú. Así que cambia el chip. Aprende a hacer las cosas de otra manera. Rebaja tus expectativas. Modifica tus plazos. Ajústate a la nueva realidad.
Ojo, que ésto no quiere decir que tengas que ser menos efectivo. Ni mucho menos !! Simplemente que has de encontrar nuevas vias de promocionarte. Tú, tus productos o tus acciones. Aprende, por ejemplo, de Ron Barceló, y de su venta (con vaselina) de su promoción en Instagram a través de una de las (hilarantes) no-noticias publicadas en El Mundo Today. Algo muy alejado del bombardeo de banners al que nos tienen acostumbradas las marcas, pero posiblemente más efectivo. O de Milán Dopico fomentando – y dando visibilidad – a los pieboxing de sus empanadas rellenas de optimismo.
Como ves, se trata de conocer a tu público, conocer sus hábitos, sus canales, sus costumbres, e INTEGRARTE ahí. A su ritmo. Con sus formas. A su manera, no a la tuya. Porque los importantes son los clientes y sus necesidades. No las tuyas, my friend….
Paz !
Cuánta razón en tu artículo. Internet requiere otras estrategias y artimañas comerciales. Primero buscamos amigos para hacerlos clientes y no al contrario, como en la venta tradicional.
Feliz día
Me ha gustado el post, por la sinceridad y la claridad de lo expuesto. veo que tienes mucha razón y hay que cambiar el chip. Te felicito una vez más.
Saludos desde la red.
Buen artículo, calvo 2.
Me ha hecho especial ilusión… no porque tenga «algo» que ver con las empanadas Milán Dopico, sino porque antes trabajaba en VARMA, la empresa propietaria de… Ron Barceló ^_^
Pero, lo mejor de todo es que, el artículo es completamente sincero: más allá de la guruselada de turno, la única «formula secreta» para conseguir hacer algo es INTENTAR hacerlo bien y el tiempo.
Firmado.
Calvo 1
Un respeto a los mayores, advenedizo !! Y yo no necesito numeral. Soy EL calvo… 🙂
Gracias por pasar y comentar. A ver si además me ánimo algún día a probar tus empanadas…