Las Redes son una oportunidad, no una obligación

Hasta hace no mucho pensaba que era porque sufría el síndrome de creer que lo que veía y oía en «mi» entorno era lo que oía «todo el mundo«, pero ahora empiezo a temer que el mensaje de la «obligatoriedad» de estar en las redes trasciende «mi» círculo y empieza a hacerse cada vez más global, y me parece un mensaje que, si no se explica con cariño, puede ser contraproducente.

Puedo entender que quienes han encontrado en el mundo de la consultoría del 2.0 su PARTICULAR tabla de salvación en estos durísimos tiempos  de crisis (y de inverosímiles reinvenciones personales/profesionales, que puede que estén en la base de muchos de los problemas de concepto que existen alrededor de todo esto «del internet«) lancen un mensaje cuasi catastrofístico de que no estar es no existir y afirmaciones similares, pero quienes tenemos la suerte de contar con alguna más de las 20, 50 o a lo sumo 100 horas de experiencia TEORICA (y una cifra cercana a CERO de horas de práctica….) con la que cuentan una gran mayoría de estos nuevos evangelistas 2.0, creo que tenemos la obligación de compartir una visión algo menos «obligacionista«, y más «posibilista« del mundo de las redes sociales y las nuevas formas de comunicación.

Que las Redes han supuesto una evolución en la forma de relacionarnos las personas, una revolución en las demandas y expectativas de esta misma ciudadanía conectada, entre ellas y sobre todo en su relación con marcas e instituciones, y un cambio exponencial en la distancia y velocidad a la que un mensaje que cale puede viajar entre un público determinado, es algo innegable. Que por estas mismas razones TODOS tengamos que estar presentes en Redes, es tan iluso como pensar que los mensajes de salud, de seguridad o de belleza que nos lanzan continuamente van a hacer que la población deje de fumar, conduzca de forma prudente, o consuma 5 piezas de fruta al día y beba 2 litros de agua y 0 de refrescos azucarados. Que sería lo ideal? por supuesto que si. Que no es realista? por supuesto que también.

Y digo que no es realista porque la mayoría de los mensajes, tanto los de salud, seguridad vial o belleza como los de la «obligatoriedad» de la presencia en redes, se basan en teorías, pero sigue costando ver casos prácticos reales con los que identificarnos. Nos siguen deslumbrando los montajes del antes/después photoshopeados, y los casos de éxito de Coca-Cola, Starbucks y Apple, pero en cuanto se pasa el subidón, nos quedamos bloqueados y sin saber hacia dónde tirar. Básicamente, porque la mayoría de los casos que se cuentan se limitan a contar el resultado final, la consecuencia, la capa bonita y presentable, pero en pocos casos se cuentan los objetivos, el problema solucionado o las razones por las que se hacen las cosas, y lo que necesitamos – para poder juzgar con criterio – es conocer los procesos seguidos, y saber si el resultado final ha cumplido los objetivos, no si es bonito o feo, o si ha hecho mucho o poco.

Si entramos en Redes deslumbrados por estos casos – que no nos representan a la mayoría, insisto – estaremos haciendo lo mismo que si empezamos una dieta en Mayo con intención de perder 20 kilos de cara a este verano por haber visto un video de los Crossfit Games. Duraremos una semana, dos a lo sumo, y luego volveremos a nuestras rutinas habituales. Y encima diremos que las redes (o las dietas) son una mierda y que no funcionan, sin darnos cuenta de que para estar como esos que hemos visto en el vídeo, no se trata de pasar a comer pechuga/lechuga, sino que hay que hacer un cambio total de hábitos – alimentación, hidratación, ejercicio, recuperación activa, descanso, sueño…. – y mantener ese cambio de hábitos en el tiempo, hasta convertirlos en forma de vida.

El problema es que en las Redes vamos dejando huella. De nuestros éxitos y nuestros abandonos. De nuestros intentos fallidos. De nuestra personalidad caprichosa e incongruente. Vamos dejando nuestro rastro digital. Y se queda ahí, visible para todo el mundo, a diferencia de las estrías o la celulitis en nuestro cuerpo, que podemos esconder bajo la ropa. Pero es que encima, en muchas ocasiones, los accesos directos a nuestras «casas digitales abandonadas«, los colocamos en portada de nuestros productos o servicios – porque así te lo recomendaron en aquel curso del que saliste súper motivado… – sin darnos cuenta de que una casa abandonada da mucha peor imágen que un solar donde aún no se ha empezado a construir.

Centrémonos primero en encontrar nuestros motivos para estar, en encontrar nuestra motivación para quedarnos, y definamos bien nuestros objetivos, descomponiendolos en pequeños pasos, porque ésto no es flor de un día, y aunque la intuición nos podrá servir de guia en determinadas ocasiones, es necesaria una mínima planificación. Estamos hablando prácticamente de comprometernos a aprender un nuevo idioma, una nueva forma de comunicar, que tendremos que compatibilizar y reforzar con lo que ya sabemos hacer, pero que nos va a obligar a ser constantes y perseverantes. A dedicarle esfuerzo y horas. Dedicación. Cariño. Paciencia. Formación. A integrarlo en nuestras rutinas habituales. Con naturalidad. Sin forzar nada. Sin acelerar nada, o habrá efecto rebote. Sin dejarnos llevar por la «gratuidad» (económica) de abrir canales y perfiles, y centrandonos en los por qués y los para qués. En nuestros objetivos. En las necesidades de nuestros clientes y usuarios. En cómo de cerca o lejos queremos estar de ellos y de nuestra competencia. Pero sabiendo que estar en redes ni va a enmascarar un mal producto, ni nos va a hacer vender más mañana mismo. Porque las redes, por mucho que les pese a muchos, a día de hoy son una posibilidad. Una muy buena posibilidad, si, pero una posibilidad, no una obligación.

Porque, sinceramente, y esta es obviamente sólo mi opinión, es mejor no estar, que estar como están muchos: mal

Paz !

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

    1. Pues dependerá muy mucho de la situación de la empresa en cuestión.

      Si es 100% analógica no tengo muy claro que lo mejor sea empezar con una campaña, ni que compense el rendimiento, si es que hablamos de una campaña gestionada externamente, de las de de «entrar y salir». Rendimiento entendido como beneficio a medio plazo, obviamente, porque si la campaña es de las de pizzas a 1€, o seguros a mitad de precio, funcionara seguro, sea cual sea la situacion «digital» de la empresa.

      Si ya tiene presencia digital y sabe gestionar este «nuevo mundo», me parece perfecto el orquestar una campaña puntual, que le permita ganar visibilidad, aumentar la interacción o el objetivo que se plantee…

      1. Acaban de estrenar nueva web y ya tenían presencia en redes digitales. Con escasa estrategia de contenidos y conversación diaria, pero correcta. Si fueran 100% analógica, antes de de hacer nada, habría que dedicar tiempo a estudiar, analizar y diseñar el camino de buscar su espacio en Internet. Pero es que en muchas ocasiones, tambo te dan este tiempo, porque las necesidades son acuciantes.
        Al margen de las redes o herramientas digitales, saber quién eres, qué eres, lo que deseas o necesitas, y pintar cómo conseguirlo, para mí es básico.
        Quitando la recesión económica vivimos un cambio de época sin precedentes en la comunicación. Muy, muy divertido. En fin, gracias por tu post y tus respuestas, siempre clarividentes.

  1. Hola, Lucas

    No creo en lo absoluto en la obligatoriedad, sino en un gran «depende» y siempre percibido como una «oportunidad» de ampliar un trabajo que ya se está haciendo en el mundo real.

    Percibo que mucho tiene que ver con la promoción de una nueva actividad profesional que para muchos está resultando una tabla de salvación y para otros un verdadero dolor de cabeza, y en este lado están los empresarios que caminan entre el humo creado y la realidad de unas falsas expectativas que nunca llegan.

    Interesante para compartir 😀

  2. Buenos días,
    tenia preparado un gran texto con mi teoría pero no puedo añadir ni quitar nada a lo que has escrito más que estoy totalmente de acuerdo.

    Un saludo.

  3. Hacer un curso de CM mola, es como hacer un curso de carpintería en el que te muestran fotos de muebles del siglo XVI pero solo te enseñan a montar muebles del ikea.

    Siguiendo con el mobiliario, me he acordado de esa frase que dice que cuando tienes un clavo todo te parece un martillo.

    Es lo mismo, la saturación de «bondades» que conllevan las redes sociales puede llevar a pensar que son el «martillo» para todos los clavos, aunque en realidad sean una llave inglesa.

    Y claro, algunos pueden usar una llave inglesa como martillo, pero han tenido que darse muchos golpes en los dedos.

    Se tiende a valorar los logros, pero se obvian las horas de esfuerzo o dedicación que han permitido conseguirlo.

    Y, aunque no podamos resistirnos, muchas veces es preferible dejar el clavo en un cajón que intentar clavarlo en la primera madera que encontremos.

  4. Muy buen artículo, Lucas.

    Gran parte de este enfoque acertado suelo resumirlo en una frase: «subirse al carro porque sí». Es decir, como está de moda introducirse en la moda 2.0 hay que estar sí o sí, y si encima esas empresas/personas leen la frase que muy atinadamente dices «no estar es no existir», les entra un estado de histeria y nerviosismo por empezar a funcionar en el mundo 2.0 «a la de ya».

    No es solo culpa de los mega chupis gurús del marketing y ecommerce del futuro (que no ayudan en absoluto), sino del propio comerciante. ¿Por qué? Porque creen estar convencidos de que tienen que empezar a funcionar en las RRSS. El resultado es un pollo corriendo sin cabeza. Muchos creen que lo acertado es abrirse un perfil de Facebook, twitter, LinkedIn, Pinterest,Tuenti y 10 más y empezar a publicar e interactuar. Y ya está, hale, a ganar dinero…

    Te puedo contar un ejemplo propio. Una vez hice una entrevista de trabajo para un puesto de Community Manager (qué poco me gusta esta palabra) para una empresa de eventos, y la responsable de RRHH me preguntaba cómo podía VEN-DER su producto/servicio mediante esos canales. Ahí es donde está gran parte del error de de cómo muchos perciben este fenómeno 2.0: ventas automáticas e instantáneas. Obviamente, si no sabes qué es lo que te pueden aportar estos canales, ¿cómo vas a funcionar? Es todo un problema de concepto y de enfoque. «Darse a conocer». ¿Cuántos mentores se encargan de aclarar su funcionalidad?

    Igual que suelo decir «no hay que creerse todo lo que se dice en Twitter», «no hay que pensar que lo que le funciona a la empresa vecina en las RRSS te va a funcionar a ti». Todos quieren ser un Apple o Coca Cola y creen que invertir en RRSS significa que van a mejorar su negocio. ¿Incultura?¿Ignorancia? ¿Ingenuidad? ¿Desesperación? No sé cuál es la causa, pero pocos se paran a pensar las siguientes preguntas:

    – Qué son las RRSS
    – Para qué sirven
    – Qué me pueden aportar o cómo me puedo beneficiar
    – Qué puedo aportarles yo
    – La más importante: ¿cómo voy a usarlas y para qué?

    En resumen. Los pequeños y medianos comerciantes necesitan que les aclaren qué es subirse a internet y a los medios sociales, cómo convendría enfocar su estrategia (prudente y cabal) y no hacer las cosas deprisa y corriendo. Quién sabe, igual ni las necesitan…

    Bueno, ya no te aburro más 😉

  5. Te felicito por el post, Lucas.
    En mi caso, cuando me contactan para plantear una estrategia de presencia online siempre acabamos con la misma conversación: «Y en cuanto a las Redes Sociales, méteme en todas… que así tendré más opciones para vender» Personalmente, creo que el proceso honesto es hacerle ver al cliente dónde es conveniente que esté, definir claramente los objetivos a conseguir con esa presencia y marcar un calendario de publicación afin a la disponibilidad de tiempo y recursos. Cuando les pregunto de cuanto tiempo disponen para gestionar redes se dan cuenta que no es oro todo lo que reluce y que, sin estrategia ni ton ni son, será inútil cualquier esfuerzo. Entonces, en la mayoría de casos, reconsideran su planteamiento inicial y están dispuestos a aplicar «sentido común». Después es mi trabajo preparar un plan que sea adecuado a sus necesidades 🙂

  6. Trabajo en esta área desde hace años y no estoy en TODAS las redes, he gestionado contenidos y comunidades de otrxs y he aprendido mucho, para mi y de cara al exterior las que uso «por ahora» son suficientes

    ¿es eso incongruente?

    No creo, intento focalizarme en las que estoy. Tengo amigxs que todavía no están en RRSS y no son más infelicespor ellos.

    No sé, la gente es MUY exagerada y dogmática con todo.

    Salud

    Nathalie

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