No quiero hablar con robots. No quiero hablar con logotipos. Quiero hablar con personas. Esta máxima, que seguro que compartirás y podrías hacer tuya, se nos olvida demasiado a menudo en cuanto nos ponemos el sombrero de marca. Se nos diluye cuando todo lo filtramos por la analítica y la estrategia de negocio. Se nos dispersa cuando necesitamos meter una CTA en cada párrafo.
Y más nos vale volver a sacarla a relucir. Más nos vale darle prioridad. Porque es el ingrediente (no) secreto que tu comunicación necesita aplicar en grandes cantidades. Sin él, tu salsa estará sosa. Tu propuesta sabrá a rancio. Tu restaurante nunca se llenará de comensales. Porque para que nos hablen robots o voces automatizadas ya tenemos los call-centers. Para que nos reciten la lección aprendida ya tenemos a los políticos. Para que nos hablen sin escucharnos ya tenemos la tele.
En los medios sociales estamos de lectura o de tertulia, y normalmente ninguna de las dos son compatibles con los discursitos. De vez en cuando intercalamos nuestro discursito, si, como yo estoy haciendo ahora, pero deberá estar relacionado con la conversación general en la que estamos metidos, o sonará a televenta y cambiarán de canal. No hay ningún problema en que quieras vender, no estoy diciendo eso. Pero puedes tener un problema – que me vaya – si LO UNICO que te interesa de mi es venderme. No hay ningún problema si me quieres explicar las ventajas de tu producto, no estoy diciendo eso. Pero puedes tener un problema – que me vaya – si LO UNICO que haces para ello es hablarme de prestaciones y no de beneficios. De beneficios para mi, obviamente. Y hacerme molar es un beneficio muy claro, recuérdalo siempre. No hay ningún problema en que me quieras contar cosas tuyas. Pero puedes tener un problema – que me vaya – si LO UNICO que haces es hablarme de ti, con voz de moco, y sin dejarme participar. No hay ningún problema en que intentes llegar a mi y hablar conmigo, no estoy diciendo eso. Pero puedes tener un problema – que me vaya – si LO UNICO que te interesa de mi es mi cartera, no te esfuerzas ni en saber cuál es mi nombre, ni me preguntas qué tal estoy.
Porque, con cartera o sin cartera, tras un logo o a cara descubierta, por aquí dentro, en los medios sociales, lo que se mueven son personas. Y las personas, por aquí dentro, en los medios sociales, elegimos con quien pasamos el rato con más soltura incluso que en el MundoReal™. Normalmente nos gusta leer o seguir a personas que admiramos o de las que podemos aprender, y conversar con personas con las que nos identificamos o nos sentimos cómodas. Tu marca podrá ser lo que sea, pero más vale que tú, y la gente que lleva la comunicación de tu marca, estéis en una de esas dos categorías.O en las dos. Y estéis en la que estéis, ojalá no perdáis NUNCA la naturalidad. Porque en el momento que la perdáis, os iréis al rincón de los logos. Y allí, no se habla.
Paz!
L.
¡Qué razón tienes Lucas! Pero algunas empresas y marcas aún creen que la “magia” de los medios sociales consiste en difundir mensajes, y no comprenden que el secreto, como dices, está en la conversación.
Pues habrá que seguir «predicando»… 😉
Hola Lucas!
Totalmente de acuerdo con lo que dices.
Es lo que intento día a día al frente de mi pequeña empresa,…..pero detras de un mostrador y ahora me lanzo al ruedo de las redes sociales, sabré hacerlo?. Ese es mi reto!!
saludos…