Del MVP al MLV (Minimum Lovable Product)

Llegan las vacaciones de verano para muchos, y con el descanso llega también el tiempo de reflexión y análisis para muchos. De plantearse lo que hacen, cómo lo hacen y por qué lo hacen. Momento en el que alguno tomará la decisión de hacer cambios en su empresa/producto/marca/servicio o incluso para algunos será el empujón para lanzarse a la arena y emprender. Montar su propia empresa. Crear su propio futuro.

Espero que ninguno de ellos esté demasiado contaminado por la tendencia actual de la obsesión con los «productos mínimos viables» (MVP), en parte a su vez influenciados por una mala interpretación de las filosofías agilistas y lean. Básicamente porque el concepto del mínimum viable product nace – o cuando menos se interpreta – cojo en demasiadas ocasiones. Llevamos la máxima del «falla pronto» al extremo y vamos dando saltos de alegría directos al precipicio, sin que haga falta que nadie nos lleve hasta allí.

Es una pena que la versión «mejorada» del MVP no haya tenido la misma difusión. Me refiero al Mínimum Lovable Product, concepto que – creo – primero planteó Brian de Haaff, (en 2013), y que luego amplió Laurence McCahill a finales de 2014 en una charla del UX Café de Londres, que a su vez convirtió en un largo post. Al final se trata de entender que, básicamente, la principal característica que ha de tener un producto antes de ver la luz de forma oficial es que ese producto debe ser capaz de enamorar a quien lo use. Todo lo demás son tests, son pruebas, son ensayos, versiones beta o como lo quieras llamar, pero NO es un producto, porque «viable» no es lo mismo que «adorable» (perdón por el término tan moñas…).

Ni hemos de pasarnos por arriba a la hora de diseñar nuestro producto/servicio (miles de funcionalidades a las que al final sólo le ven sentido los fundadores), ni por abajo (un producto tan espartano, tan lean, tan agile que ni siquiera cumple las expectativas básicas de un usuario potencial del producto final).

El propio autor del concepto empieza su post con un ejemplo que me parece perfecto para ilustrar el concepto. En él dice: Una lata de comida de gatos es un producto mínimo viable para alguien que tenga mucho, mucho hambre. Pero la experiencia de consumo es francamente insatisfactoria, y difícilmente va a conseguir una legión de clientes humanos si se lanzara como tal al mercado.

Así que ya sabes. Revisa tu propuesta de valor. Define tu público objetivo. Entiéndelo. Identifica sus pain points y asegúrate de resolver al menos uno de ellos. De forma brillante. Porque es MUCHO mejor resolver un problema de tus clientes de forma brillante y dejar otros tres sin resolver, que medio resolver los cuatro problemas. Enamórale con tu solución, y si lo consigues, y ninguno otro lo hace, probablemente te pedirá que le resuelvas los otros tres. Pero ya tendrás clientes, en lugar que usuarios que ni fú ni fá.

Y el mejor desarrollo es el que pagan y co-definen los clientes.

Paz!

L.

 

 

BONUS TRACK: Para alimentar tus pensamientos estos días de calor, no estaría de mal que te vieras (o que volvieras a ver si ya lo has hecho) esta mítica charla TED de Simon Sinek.

Ahora ya sabes qué buscar. Tu WHY.

 

Más de mi en
Facebook Twitter Instagram LinkedIn

Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Gracias por poner el dedo en la llaga de nuevo Lucas… hay gente lanzando verdaderas ATROCIDADES por eso de que «si no te da vergüenza, es que lo has sacado demasiado tarde«.

    Como siempre, hay gente que se toma las guruseladas del iluminado de turno como un mantra que ni siquiera cuestionan. Para mi, si algo es una mierda, no sólo no me gana, sino que es difícil que vuelva a llamar mi atención… para mi MVP significa lo mínimo que necesitas para probar que tu producto despierta interés, o de verdad soluciona los problemas que pretende resolver, nada más… y nada menos, pardiez.

    1. Allí donde haya una llaga estará mi dedo, Sr. Calvo #2. 😉

      Ahora en serio. Las grandes proclamas tipo esa de «la vergüenza» que comentas están haciendo mucho daño. Se lanzan prototipos que FUNCIONALMENTE pueden ser válidos (punto de vista ingenieril), pero que COMERCIALMENTE (por no decir que desde un punto de vista de Marketing y que me digas que me lo llevo a mi terreno) son verdaderos truños. Y luego no vale llorar diciendo que no encuentramos tracción. Si es que NO todo el mundo la merece !!

      Pero bueno, es la guerra nuestra de cada día, yatusabes…

  2. Y no sólo es por la cuestión de seguir ciega/estupida-mente las guruseladas de turno, también hay mucho técnico que cree que resolver los problemas técnicos es ya suficiente para fascinar el cliente, cuando precisamente ese no es el «why» de por que haces las cosas.
    Al cliente le importa un rábano que hayas usado agile con NodeJS, reactors, lambdas, omegas o «monadas». Le solucionas el problema o no, lo demás es TU problema.

    Añádele la resistencia al cambio, y si no le das un poco de «amorcito» para que use o se cambie a tu producto, olvídate. Internet está lleno de ofertas y de promesas, así que si no se lo dás directamente, pasas a unirte al grupo de «los que dicen que harán», y de esos hay muchos.

    Un concepto básicamente simple y que tan poca gente en nuestra profesión pilla… ains.

    1. Y aún añadiría un «problema» más. LO QUE NO CONTAMOS NO EXISTE. Por lo tanto, puede que tu producto técnicamente perfecto resuelva mi problema, pero si no me lo cuentas – o si no me lo sabes contar – es como si no lo hicieras. Chim-pún.

    1. Concretamente 544 palabras, Alfonso, sin contar las de las respuestas de los comentarios. 😉

      Gracias por el comentario, y sobre todo por la fidelidad!! Aunque sea «desde la sombra»…

  3. La idea de un MLP tiene buen pinta.

    Ahora bien, creo que no hay que perder de vista que lo que enamora a los early adopters (¿cómo se traduce esto?), no necesariamente es lo mismo que lo que adorará la gran masa que vendrá después. Intentar sacar desde el principio un producto que enamore a una fracción mayoritaria de los usuarios me parece, además de más difícil, una forma de desenfocarte de la gente que va a estar dispuesta a comprar tu producto en primer lugar.

    Conseguir que el MLP inicial vaya evolucionando (gustar a más gente cada vez, sin perder el cariño de los primeros novios) me parece el gran diferencial.

    1. En ningún momento lo pierdo de vista, Adolfo. Lo que pasa es que hay por ahí circulando MVPs que no son capaces de enamorar ni a ese núcleo duro de early adopters. Que un producto funcione «técnicamente» no implica que ya sea susceptible de «enamorar» (al grupo objetivo que se haya definido) as is.

¿Algo que decir? ¡No te cortes, únete a la conversación!

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *