La vida digital es cambio constante

Para poder hacer las cosas medianamente bien en digital hacen falta muchas habilidades, tanto personales como profesionales, pero hay una que creo que destaca por encima de otras. Me refiero a la capacidad para vivir en la incertidumbre y el cambio constante. A la habilidad de saber adaptarse a un medio que está en constante cambio, en evolución permanente, donde lo que ayer funcionaba hoy deja de hacerlo, y donde cada semana hay novedades que conocer y aplicar.

Si pretendes introducir tu marca en este mundo digital, has de empezar por asumir que vas a tener que afrontar una cierta pérdida de control. Que dejas de ser el protagonista y pasas a ser el invitado. Que has de ser tú quien ha de aprender y adaptarse, y que además lo que aprendas hoy no te garantiza que estés al día mañana. Esa es la realidad del mundo digital. Una realidad que ya está superpoblada, y donde tú entras siendo irrelevante y posiblemente torpe. Donde cambia el lenguaje, pero sobre todo cambia la intención. Ya que si entras intentando vender en cada frase, vas a tardar menos en salir que en entrar, o aún peor, quedarás como una marca zombie, que habla sóla y no encuentra más que el silencio por respuesta. Porque se trata de un mundo en el que tu historia compite no sólo con las de tus competidores, sino fundamentalmente con las de los amigos – y amigos de sus amigos – de tus potenciales clientes. Donde la verdadera batalla se libra por la atención de esas personas, permanentemente tentadas por miles de estímulos, normalmente más interesantes y cercanos que tus mensajes.

Y los cambios afectan absolutamente a todo. A los mensajes con capacidad de ser relevantes, a los formatos en los que estos mensajes han de lanzarse, a las pautas de comportamiento, a las formas de interacción, al propio funcionamiento de los canales e incluso al capricho de modas y tendencias. Y donde además, se mueven “oscuros” intereses comerciales que hacen que de repente algunos medios se empeñen en matar canales o que los propios canales activen o desactiven funcionalidades con el objetivo de mejorar sus ratios.

Si leer esto te estresa, mejor no te plantees entrar en este mundo. Si por el contrario se te ilumina la cara y se te ocurren miles de formas de volver a conectar con tu audiencia, en un plano mucho más cercano y real que el de la comunicación convencional, se bienvenido. Porque realmente eso es lo que vas a encontrar. Un mundo lleno de oportunidades de aportar valor, de crear relaciones, de establecer vínculos, de escuchar opiniones sinceras, de mejorar tu producto escuchando y aprendiendo, y de conseguir poner a tus clientes verdaderamente en el centro de todo lo que hagas. Un mundo que tendrá tendencia a robarte cada vez más y más horas de tu tiempo, pero que te las devolverá en forma de conversaciones, interacciones e información muy valiosa sobre cómo son tus clientes de verdad. Sobre qué es lo que les hace a ellos saltar y les hace brillar los ojos. Sobre qué hacen cuando no están consumiendo tu producto. Sobre por qué te consumen. Sobre qué esperan encontrar en ti. Aunque claro, para ello necesitas estar presente. De manera recurrente. Durante un cierto tiempo. Necesitas aprender a escuchar y no a dar discursos. Necesitas volver a ser el que se queda acodado en la barra del bar mirando, en lugar de ser quien roba las miradas en el centro de la pista.

Es un bonito y necesario baño de realidad, una bofetada de humildad muchas veces, que normalmente permite a las marcas que lo hacen bien salir reforzadas. Porque se envuelven de algo más que trajes bonitos. Se envuelven de valor. De funcionalidades de verdad queridas y buscadas por sus clientes, y no sólo por sus directivos. Si es que estos no han olvidado cómo se escucha en silencio, con intención de comprender, y no sólo de contestar.

Un mundo fascinante, se mire cómo se mire, en el que, al menos yo, me lo paso pipa.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.
Publicado en Blog

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Comentarios

  1. Lucas:
    Gran texto. Lo suscribo punto por punto.
    Me encanta el concepto de aprender a escuchar y no a dar discursos. Hay muchos que siguen sin enterarse.
    Una de las maravillas de este mundo es que te permite salir del despacho sin salir del despacho.
    Una vez que te pica el bicho ya no hay marcha atrás.

    1. La pena es que textos así, para que realmente tuvieran efecto, deberían llegar a los despachos de esas personas, y no quedarse entre «nosotros» que al fin y al cabo nos dedicamos a esto. Pero eso, ya sabes que cuesta, porque esas puertas están cerradas. Están ocupados en cosas «verdaderamente importantes«… que no saben que en no mucho tiempo desaparecerán si no se ponen las pilas.

      MundoReal, lo llaman.

      🙂

      1. Yo hoy me he levantado positivo.
        Si echo la vista atrás y valoro lo que ha pasado desde que empezamos a hablar de la importancia de la escucha, creo que las cosas se mueven.
        ¿Despacio?
        Desde luego.
        Pero antes (y cuando digo «antes» me refiero a hace más de 10 años) nos miraban como bichos raros y ahora leen en la prensa generalista que, por ejemplo, en el PP han usado Trendit para preparar sus acciones para la última campaña.
        Las cosas se mueven, no nos rindamos.

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