En el MundoReal™, una mala interpretación de un hecho nos puede meter en un problema.
Uh, me ha sonreído! Eso es que le gusto!
Oh, si ha leído mi whatsapp y no me ha contestado! Se habrá enfadado conmigo?
Para qué querrá que vaya a su despacho? Me va a caer la del pulpo!
Flores? A santo de qué? Qué habrá hecho!
Todos hemos pasado por alguna situación similar, lo reconozcamos o no. El mundo online creo que también está lleno de malos entendidos, pero hay uno, especialmente uno, que creo que es tremendamente dañino, y que es la causa de muchos de los problemas actuales de esta categoría.
Nuevo like/follower/suscriptor! Vamos a inundarle de nuestras cosas, que seguro que quiere comprar
ERROR
Y de los gordos. De los que se escriben en mayúsculas.
El hecho de que alguien de un like a nuestra página de Facebook, nos siga en twitter o instagram, o se suscriba a nuestra newsletter no implica necesariamente que lo tengamos ya rendido a nuestros pies. En muchas ocasiones – diría que en la mayoría, pero como no tengo datos para demostrarlo, sólo lo insinuaré – no es más que una muestra de interés, nada más. Es el principio de un periodo de prueba. Es el momento a partir del cual se nos da la oportunidad de DEMOSTRAR que merecemos su tiempo, y quizás su dinero (si es que vendemos algo). Estamos autorizados a contarle un cuento, o a invitarle a un café, pero no a besarle. Y muchos menos a invitarle a nuestra habitación. Al menos, no de entrada. Ni siquiera con la excusa de que vea las vistas. No. Nope. Non.
Si tuviéramos claro esto, se acabarían muchos de los llantos actuales. Se acabarían muchas de las quejas sobre algoritmos, alcances y demás cantinelas en redes sociales. Básicamente, porque igual una página con muchos «fans« (qué importantes son las palabras, y qué daño puede hacer una palabra mal escogida) pero poco alcance no es sino una colección de personas defraudadas en sus expectativas. Gente que en su momento nos dio una oportunidad… y la echamos a perder intentando venderles en lugar de entretetenerles, educarles o informarles. Gente que nos vino con toda su ilusión y altas expectativas… y se dio de bruces con la triste realidad del «yo estoy aquí para vender y hablar de mi libro«. Son gente que obviamente nos han dado de lado una vez han visto el percal. Y nos demuestran su indiferencia ignorándonos cada vez que aparecemos delante suyo. Y como Facebook (igual que Instagram, que es de los mismos dueños, y seguro que Twitter seguirá sus pasos en breves, de mano de Google, de Disney, de Salesforce o de quien sea) lo que quiere es tener a los usuarios contentos – porque cuanto más contentos estamos, más ratos pasamos dentro y… más anuncios nos puede mostrar – acaba por no dar alcance a quien no despierta reacciones.
Un like a tu página no es más que el equivalente a un nuevo teléfono en tu agenda. Que además quieres sacarle a cenar y ser tú el postre? Eso, te lo vas a tener que ganar. Tener su número – su like – no es ninguna garantía. Bienvenido al verdadero MundoReal™, el de las bofetadas.
Paz!
L.
En ocasiones, ni siquiera es muestra de interés: es que quieres ponerles a prueba, o que alguien te ha pedido que te hagas fan, o que quieres saber qué están haciendo porque son tu competencia…
También, pero creo que esos casos se dan más en nuestros perfiles (trabajamos en esto), que en la «población general«, no te parece? Al fin y al cabo, nosotros estamos «contaminados» y eso acaba contaminando nuestros actos y nuestras razones.
Pues no te digo que no… pero conozco a cada vez más gente que le da a me gusta a cosas por experimentar, incluso por marear al algoritmo.