Hay un lugar para cada cosa

El panorama digital actual es un caos. Un absoluto caos. Existe un exceso – en mi opinión – de canales abrumador, que dispersa la audiencia, confunde al creador, y dificulta enormemente la gestión. Posiblemente lo que estoy diciendo es una aberración, que va directamente contra una de las propuestas de valor de internet – un nicho para absolutamente todo, por raro y minoritario que sea – pero es como lo veo y siento, muy influenciado, obviamente, por el hecho de que trabajo fundamentalmente para marcas generalistas.

La deriva que están tomando los grandes players (Facebook, twitter, youtube, snap, instagram…) tampoco ayuda, metidas como están en una guerra feroz por la atención de los usuarios, ampliando su scope cada vez más, queriendo cubrirlo todo (y diluyéndose por el camino, IMHO), intentando pisarse unas a otras, incluso a base de copias descaradas, con la pretensión de ofrecer todos los servicios y formas de consumo de contenidos bajo una única plataforma (la suya), para así intentar que los usuarios no usen el resto. El más agresivo en ese sentido es Facebook, fagocitando absolutamente todo lo que parece funcionar, incorporándolo rápidamente a su plataforma. La última, después de haber lanzado Instagram Stories – burda copia de Snapchat – es la incorporación a su oferta de una plataforma de compraventa entre particulares (al estilo wallapop) y de Workplace (a rebufo del crecimiento de Slack) para entrar en el mercado de las comunicaciones corporativas internas. Pero esto ¿ayuda o confunde?

Posiblemente yo sea un clásico en ese sentido, ya que soy partidario de tener apps/plataformas independientes para cubrir necesidades que creo y siento distintas. Para mi Facebook sigue siendo distinto de Twitter, que a su vez es muy distinto de Instagram, donde cuelgo cosas muy distintas a las que subo a Snapchat. Soy muy fan del principio que ya cantaban VdV hace unos cuantos años de que “hay un lugar para cada cosa, y hay una cosa para cada lugar”. Además, con este juego del copy/paste de funcionalidades en el que están metidas las redes, tengo la sensación de que están perdiendo su personalidad y su sentido completamente, y cada vez más se parecen a una bandeja de esas de comedor de colegio donde conviven primero, segundo y postre. Y yo sigo prefiriendo comerme la sopa en plato hondo, y el filete en plato llano. Llamadme raro.

Las marcas, posiblemente por falta de conocimientos específicos, de recursos (tiempo, neuronas y personas), y por la ambición del estar en todos los sitios donde haya conversación (cuánto daño ha hecho este concepto cuando está mal desarrollado…) están cometiendo el mismo error. Están presentes, si, pero se limitan a republicar en todos sus canales (demasiados!) el contenido que han creado en uno de ellos. Sin darse cuenta de que los códigos, lenguajes y formatos de cada canal son – o deberían ser – únicos. Que queda muy raro incluir menciones de instagram o compartir videos de youtube en Facebook, publicar mensajes truncados en twitter porque los lanzas desde Facebook, o subir videos verticales de Snapchat a youtube. Porque la imagen que transmites haciendo eso es la de vagancia. La de “yo estoy aquí porque me han dicho que tengo que estar, pero en realidad ni entro”. Y si ese es tu enfoque, no esperes luego que los usuarios te sigan, y mucho menos que se hagan tus fans.

Yo creo que en esto de la comunicación digital, de las Redes Sociales, deberíamos aplicar una regla de oro: “No te metas en un canal si no eres capaz de alimentarlo con contenido original creado para ese canal”. No te metas solo por miedo a perder el tren.  No te metas «para estar«. Porque hacerlo mal es hacerlo mal. Sea en Facebook, en Twitter, en Snapchat, youtube o Instagram. Y hacerlo mal en un canal molón no te va a hacer molar. Simplemente va a hacer que la gente que si que mola sepa que tú no molas. Y eso no es lo que queremos, verdad? Pues actúa en consecuencia.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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