Igual para algunos es un concepto que les pueda parecer «muy 2001«, pero yo sigo pensando que merece la pena insistir en ello:
Algo «se vuelve» digital cuando los usuarios lo comparten, no por el mero hecho de haber sido publicado en un canal digital1
De hecho, muchos contenidos publicados en canales digitales son meramente analógicos. Porque están pensados con el culo (anal-lógicos), o porque nacen para mayor gloria de su autor y ahí mueren, sin ningún recorrido, porque no consiguen despertar el interés de los usuarios.
Por contra, hay contenidos analógicos – como las ya clásicas pizarras de bar con frases «graciosas«, el cartel del km32 o incluso algunas campañas recientes de exterior – que nacen con el gen de «compartir» embebido. Están creadas para que sean compartidas. Consiguen crear tal nivel de conexión – o rechazo – en quien la ve, que no puede evitar hacerla suya y redifundirla. Y esa, para mi, es la esencia de una idea «digital«; la que nace tras comprender al público al que se dirige, y que consigue con él una conexión directa, hasta el punto de que este la quiera compartir con su círculo.
De hecho, esa debería ser una reflexión importante a incluir en el desarrollo de cualquier concepto de comunicación que llevemos adelante en estos tiempos, y que podríamos decir que tiene dos patas:
- Definir qué esperamos que haga el usuario al ser expuesto a nuestra idea
- Identificar qué podemos hacer nosotros – en términos de formato, de tono, de canal, de cierre… – para fomentar que lo haga
La primera parte suele ser fácil de definir. La segunda es la que presenta más retos, básicamente porque demasiadas piezas, demasiados contenidos, demasiadas campañas, son creadas desde el «yo«, y no desde el «tú» o el «nosotros«. Se sigue hablando de funcionalidades, y no de beneficios. Se sigue sin hablar en lenguaje de usuario, sin asumir que es imposible resultar interesante «a todos«, y fallamos a la hora de segmentar para ganar en relevancia. Sin asumir que, en esto de la comunicación, menos es más. Porque conseguir gustarle a menos (gente), suele implicar gustarles más. Y en tiempos de atención dispersa y menguante, gustar es un éxito. Y un paso básico y necesario – aunque no suficiente – para llegar a algo más.
Deberíamos dejar de hablar de marketing y marketing digital en función de los canales. Deberíamos hacer que todo el marketing fuera digital. No porque se lanzara en facebook, en youtube o en formato web, sino porque tuviera el botón «Share» de serie… y mereciera la pena pulsarlo.
Así que, ya sabes, en tus manos está hacer de cualquier contenido – como estas 509 palabras, por ejemplo – algo digital, dándole impulso compartiéndolo, o dejarlo caer como una piedra analógica. De ti, y nadie más que tú, depende.
Paz!
L.
- Esta reflexión nace de escuchar a Enric Jove una frase similar – no literal – el otro dia en una conferencia en Zaragoza, tuitearla y postearla en Linkedin, y leer algunas de las reacciones. ↩
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