Atrévete a cagarla

Es muy difícil, casi imposible, ser número 1 al primer intento. Es muy difícil, casi imposible, hacerlo bien en la primera ocasión. Es muy difícil, casi imposible, siquiera saber qué tenemos que hacer cuando es la primera vez que lo intentamos. E incluso aunque no sea la primera vez, es muy difícil hacerlo siempre todo bien. Y sin embargo, marcas y personas pretenden clavarlo a la primera. Pretenden estar impecables en su presentación en sociedad o cada vez que lanzan algo nuevo. Que todo cuadre. Que todo encaje. Y se obsesionan porque, lo que sea que van a hacer, tiene que ser perfecto. Y si no lo es, no salen. Y esa excusa les sirve para seguir dilatando su presentación en sociedad. O abrir su primer blog. O crear su primer perfil en redes sociales. O salir a visitar a su primer potencial cliente. O intentar algo nuevo. O lo que sea, porque esa excusa es de las buenas. Puede aplicarse a lo que más convenga en cada momento.

Y no se dan cuenta de que normalmente lo que atrae a otras personas no es tanto el resultado final, como el proceso que seguimos hasta llegar a él. Que importa mucho más el trayecto que el destino. Porque hay más gente que se puede ver reflejada en ese trayecto que la que puede verse en ese destino final impecable. Y es ese camino compartido precisamente el que nos humaniza. El que nos dota de anclas con otras personas, que se convierten en acompañantes y supporters. Quizás hasta fans. Quién sabe si incluso clientes.

Pero no, nos empeñamos en mostrar una perfección increíble. Pero increíble de no creíble. Ni siquiera los grandes grandísimos aciertan siempre. Apple la ha cagado varias veces, google también, facebook también, coca-cola, telefónica, la tienda de la esquina… y ahí siguen. El mundo no se hunde. Básicamente porque no gira alrededor nuestro. No somos tan importantes.

Además, la única forma de aprender es haciendo. Hay que planificar, hay que ¿estrategizar? (strategize), pero sobre todo hay que hacer. Y asumir que más tarde o más temprano la vamos a cagar. Y probablemente no pase nada. Si sabemos reconocer la cagada, pedir perdón por ella si procede, aprender de lo ocurrido y rectificar, es posible que incluso hasta nos ayude a ganar algunos corazones. Pero claro, tu marca no. Tu marca es perfecta y nunca se equivoca. Claro, claro. Pues mira, ESE es tu mayor error, entérate. Porque nada es perfecto. Y nunca lo será. Y casi que es mejor así. Diría incluso que lo imperfecto tiene hasta más valor en algunos casos. Porque tiene el poso de lo artesano. Porque es humano.

Así que déjate de excusas y lánzate. Sal ahí fuera y haz. Haz eso que en tus tripas sabes que tienes que hacer. O que te gustaría hacer. Aunque no lo hagas perfecto. Verás como avanzas más que pintando un nuevo esquema de cómo deberías hacerlo.

Paz!

L.

PS.- Lo releo y creo que sé para quién lo he escrito. Para el que lo ha escrito. El capitán de las excusas…

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Sólo se equivoca el que lo intenta, el que hace, deshace y vuelve a intentarlo. Este artículo me ha caído como un jarro de agua fría, un revulsivo perfecto en un momento en el que tengo que arriesgar y saltar.

  2. jeje… yo, que me dedico a esto de la asesoría y/o consultoría y gestión de comunicación digital para clientes y donde una parte básica de nuestro trabajo es desarrollar un plan para «evitar hacer cosas por intuición», siempre digo que, en el fondo, los planes «solo sirven» para reflexionar porque lo que de verdad importa es probar en el campo de batalla lo que te funciona.

    1. Sin duda es una parte fundamental (afortunadamente para tí y para mi…), pero efectivamente solo sirve para eso, para esbozar el camino que nos gustaría seguir, y estar preparado para lo que creemos que puede pasar. Pero luego… la vida pasa, y a veces nos sorprende. Como decía aquel, «hecho es mejor que perfecto» 😉

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