Gran parte de las frustraciones que muchas marcas han de afrontar cuando se plantean lanzarse a dar sus primeros pasos en nuevos canales (para ellos) es el hecho de que llegan pensando que el mundo les estaba esperando sentados en la puerta, ansiosos de recibirles y darles la bienvenida. Y nada más lejos de la realidad normalmente.
El mundo gira sin necesidad de nosotros, y si nadie (o pocos) se habían percatado de nuestra ausencia, los mismos – o sea, casi nadie o muy pocos – van a darse cuenta de nuestra recién estrenada presencia. Podemos ser muy importantes o relevantes en nuestro pequeño cosmos, pero cuando eso lo intentamos extrapolar a internet, nos convertimos automáticamente en muy poca cosa, aunque solo sea por la inmensidad del nuevo escenario.
Es por eso mismo por lo que nunca deberíamos salir ahí fuera sin haber dedicado un tiempo a pensar cómo vamos a hacer para que “el mundo” – al menos la parcela de mundo a la que pretendemos llegar – sepa que existimos. Debería estar superada la necesidad de explicar que «hacernos presentes no es suficiente«, pero lamentablemente no lo está. Hace años pasamos ya la época del “abrirte una página web no es sinónimo de empezar a vender”, pero ahora lo deberíamos estar replicando con los perfiles sociales… y no lo hacemos.
Abrirte un facebook no es suficiente. Abrirte un twitter no es suficiente. Abrirte un instagram no es suficiente. Lanzar un blog no es suficiente. De hecho, si nadie sabe que te lo has abierto, no vale de nada. Y si alguien sabe que te lo has abierto pero lo que ahí cuentas no vale para nada… será hasta contraproducente.
Por eso creo que un buen punto de partida para cualquier nueva presencia sería el de pensar que “no nos merecemos nada”. Quizás de esa forma nos obligaríamos a planificar también esa fase del “darnos a conocer”. Como si no nos conociera nadie. Porque puede que eso se acerque más a la realidad que el pensar que nuestra marca, nuestro comercio o nuestra empresa, por el mero hecho de ser muy importante para nosotros, o incluso por tener clientes en el MundoReal™️, automáticamente va a ser la estrella de internet.
Y no, no nos “merecemos” tener fans nada más llegar. Al menos no miles de ellos. Ni nuestros contenidos se “merecen” tener cientos de likes, comentarios y compartidos. Ni siquiera nos merecemos la visibilidad y el alcance. Eso no viene dado. Eso hay que ganárselo (o comprarlo). Y una vez que te lo has ganado… hay que mantenerse ahí, que es la parte difícil con la sobreabundancia actual de contenidos. Especialmente si pretendemos hacerlo de manera orgánica (sin pagar) o sin recurrir a recursos “fáciles” como son los descuentos, los concursos y demás artimañas (que normalmente NO aplicas en el MundoReal™️, pero que aquí pierdes el culo por hacer porque “es lo que hacen todos«).
En la mili – sí amigos, sí, soy tan mayor como para poder contar historias de la mili… – se decía algo así como “los cojones los dejáis en la barrera”. En este mundo digital deberían de quedarse en la barrera los egos, los aires y las ínfulas de grandeza. Quizás así todos nos centraríamos en encontrar aquello en lo que somos buenos, en relacionarnos, en compartir, y en ganarnos y “merecernos” lo que queremos alcanzar, y evitaríamos quizás muchos sustos, sorpresas y bofetadas de realidad.
Porque, efectivamente, hasta que no sepamos quién eres, qué puedes aportar y por qué lo quieres hacer, ni existes ni te mereces nada. Aunque, si lo haces por las razones adecuadas, cuando te descubramos, será un placer ayudarte a conseguirlo todo y a integrarte en nuestro mundo.
#HagamosCosas
Paz!
L.
Comentarios
Comments are closed.
¿Algo que decir? ¡No te cortes, únete a la conversación!