Nueva normalidad, ¿nueva comunicación?

Tras 8 semanas de confinamiento, entramos en una nueva fase, al menos en lo que a movilidad se refiere. Desde hoy, en muchas zonas de España, empieza la famosa desescalada y arranca – por ahora en formato prácticamente de teaser – la tan cacareada nueva normalidad.

¿Qué implicaciones tiene esto para las marcas? ¿Deben cambiar de alguna manera su comunicación? Ya hay quienes avisan de que a partir de ahora va a empezar la guerra de mensajes, con todas las marcas que han pasado su particular cincuentena agazapadas – bien por voluntad, bien por necesidad -, activándose de golpe porque necesitan volver a captar clientes para intentar minimizar el impacto del parón en la medida de lo posible.

Hay un riesgo claro de que los canales digitales se conviertan en un mercadillo de fiestas de pueblo. Pasaremos de los DJs de balcón a las ferias. Poca sofisticación y mucho griterío, todos intentando atraer la atención de los que pasan por delante. Unos tirando de humor, otros de discursito, chascarrillo, rima fácil, micro y altavoz roto, otros con la música a todo trapo porquesí, y el de más allá con ofertas imbatibles. Muchos de ellos con el mismo producto. La cosa es rascar algo, que está la cosa mu mala.

Esa es quizás la vía fácil, el camino obvio. Cerrar los ojos, cruzar los dedos, apretar los puños y tirar p’alante. Pulsar todos los botones de colores y seguir echando monedas a la tragaperras, que esta vez me salen los tres limones. Y casi nunca salen.

Pero hay otra vía. La vía de los que, bien de antes, bien aprovechando este parón, han definido qué son, para quién lo quieren ser y por qué existen. El famoso propósito del que tanto hemos hablado (y más que hablaremos, ya veréis). Las que han escuchado más que hablado. Las que entienden que para conquistar es más importante enamorar que viralizar. Las que tienen claro a quién quieren llegar. Las que prefieren crear relaciones a lanzar campañas. Las que conectan, y es de esa conexión de la que obtienen su ventaja competitiva. Las que tienen claro qué aportan a sus usuarios y es desde ahí desde donde construyen su discurso. Las que juegan en casa propia, con los suyos, en lugar de salir al mercadillo a dejarse la garganta. Las que, en definitiva, se han convertido, para un determinado público, en necesarias, o deseables al menos.

Dicen que «la nueva normalidad que nos deja el covid-19 hará de nosotros consumidores más racionales (por factor precio y seguridad), más conectados (tanto para las relaciones sociales como para el ocio) y más emocionales (premiando experiencia de usuario y referencias de proximidad).» Si esto es así – algo que aún está por demostrar – parece indudable que deberemos tenerlo en cuenta a la hora de construir nuestros mensajes.

Porque las marcas están al servicio del negocio, sí, pero para que haya negocio, han de saber conectar con las personas. Y si las personas cambian – si la normalidad cambia – ¿no deberán cambiar también las marcas?

Da para pensar.

Salud!

L.

PD.- De todo esto hablaré este miércoles (13/05), a las 17h, en un webinar organizado por el ecosistema Más Empresa (de Ibercaja). Es gratuito y de libre acceso, aunque las plazas son limitadas (100). Si a alguien le interesa, puede inscribirse en este enlace.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

    1. Muchísimas gracias por comentar, Antonio. Y mucho ánimo, porque el sector eventos es uno de los que sí o sí, está viendo como la base de su negocio cambia con todo esto. Dentro de lo malo, vosotros, que por lo que veo estáis metidos fuerte en eventos relacionados con el golf, lo tenéis algo mejor que el resto, que ahí es más sencillo mantener ciertos patrones de higiene (distancias entre personas, espacios abiertos, materiales individuales…). Ya solo falta que dejen a la gente volar a Mallorca… y que la gente lo haga!

      Al menos tenéis sobrasada… 😉

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