La economía Low touch

Hemos cambiado. Por miedo, por imposición legal o por lo que sea, pero hemos cambiado. Al menos nuestra forma de interactuar con el entorno ha cambiado. Ahora evitamos tocar, tanto a personas como cosas. Es lo que algunos ya han bautizado como low touch economy.

Nadie sabe cuánto tiempo durará esta situación, ni qué porcentaje de nuestro comportamiento actual es coyuntural (para minimizar las posibilidades de contagio) y qué parte se quedará para siempre. Pero es posible que haya comportamientos que hayan llegado para quedarse.

Igual que es posible que le cojamos el gusto a estar amplios en los sitios, seguro que agradecemos algunos de los cambios que estamos viviendo. Desde que el repartidor te pregunte si quieres que suba o que te envíe el paquete por el ascensor, hasta poder pagar un café con tarjeta o tener acceso a la carta de tu restaurante favorito simplemente apuntando la cámara de tu móvil al QR que han pegado en cada esquina de la mesa y en el servilletero.

Ya hay profesionales replanteándose el diseño de las ciudades post-Covid, y hablan de una ciudad en la que los coches deberían ceder su espacio a terrazas y peatones. Quizás también deberíamos revisar nosotros todas las interacciones que mantenemos con nuestros clientes y revisar protocolos para minimizar contactos innecesarios o plantear atajos. Es una muestra de respeto y empatía que seguro que muchos agradecerán.

Incluso podríamos, en los casos es los que las restricciones nos vienen impuestas, como en el caso del teatro que ilustra este post, darle la vuelta y empezar desde ya a venderlo en positivo. Como algo exclusivo, especial y disponible por tiempo limitado. Porque a todos nos gusta que nos traten como a un VIP. Y quién sabe, quizás cuando todo esto pase, puedes vender butacas así al triple de precio.

Igual hay VIPs que gustosamente lo pagarían, vete tú a saber!

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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