El mismo día de la semana pasada me llegan dos inputs radicalmente distintos. Por un lado veo como Hey, la nueva herramienta de email lanzada por la gente de basecamp, hace gala de que bloquea de serie cualquier pixel de seguimiento. Por otro lado, veo en linkedin una publicación que enlaza un video de hace 2 años del command center del Banco Santander, montado sobre unos videowalls de Zeus muy resultones.
Una gran corporación queriendo saberlo todo, y a la vez una pequeña empresa creando herramientas para que nadie sepa nada de lo que hacemos, al menos en nuestro inbox.
Para acabar de aliñar la ensalada, veo en twitter un artículo de El Pais en el que hablan de una empresa que scrapea internet buscando TODAS las fotos de la humanidad para ofrecer un servicio capaz de identificar a CUALQUIER persona. Y esta noticia viene una semana después de que IBM, Amazon y Microsoft decidieron parar la comercialización de sus desarrollos de reconocimiento facial, o al menos, dejar de vendérselos a la policia. De su venta a empresas creo que no han dicho nada.
Aunque igual se organiza la sociedad civil y también consiguen que dejen de comercializarse, igual que le está pasando a Facebook que, como protesta por su tibieza (por ser tibio también yo…) ante el racismo y las ideas ultra-conservadoras de bolsillos profundos, se ha encontrado con una plataforma que pide a las marcas que dejen de anunciarse en FB durante el mes de Julio, muy en la linea de las acciones promovidas por sleeping giants, que también está metido en esto. NorthFace, entre otras, ya ha declarado públicamente que paralizan su inversión en Facebook, haciéndolo extensiva también a Instagram, como confirmó su directora de Digital.
Ah, me olvidaba, que faltaba otro ingrediente! El mismo día que twitter anuncia que lanza la opción de twittear clips de voz (me gusta la idea la idea lo mismo que las notas de audio de WhatsApp, NADA), algunas voces avisan de la fácil que va a poner eso el crear una base de datos de voces asociadas a sus propietarios, con la que crear deepfakes (en realidad serían fake audios) a la carta.
Y con todo esto, ¿hacia dónde nos estamos moviendo como sociedad digital? ¿hacia el control absoluto o hacia la autonomía personal? ¿cómo afectará esto a las marcas, y al marketing digital? Porque durante muchos años hemos oido ese mantra de que la gran diferencia entre el marketing digital y el convencional es que en digital se podía medir TODO. ¿Seguro? Porque igual pasamos a poder ver, como mucho, tendencias, y además solo parciales. MUY parciales.
Por ejemplo, en teoría toda pagina web tendría que tener ahora mismo por defecto desactivadas todas las cookies de seguimiento (según dice el RGDP) y han de ser los usuarios las que las acepten (¿alguien lo haría voluntariamente?), y ya comentamos hace ahora un año todos los movimientos de los navegadores por «evitar» las cookies.
Hacia dónde vamos, entonces, ¿hacia un mundo anonimizado, de datos a lo sumo agregados como parece querer el legislador (y los usuarios), hacia un mundo de datos monopolizados por las plataformas (que harán negocio con ello), o hacia un mundo totalmente granular, multidispositivo, omnichannel, capaz de incluir el offline, en el que poder identificar TODO lo que hace una persona, como parecen querer las marcas, y algunos gobiernos?
Como persona tengo claro lo que me gustaría. El problema es que es distinto de lo que profesionalmente muchos desearían. Y es esa disonancia el origen de todos los problemas. Porque la tecnología en sí misma es (potencialmente) buena, eso está claro y vemos ejemplos constantemente. Así que, como ya decía hace un tiempo, el problema siguen sin ser los datos. Es la ética de quien tiene acceso a ellos y el uso que puedan hacer de estos.
A ver dónde nos lleva todo esto. Pero no va a ser un viaje suave.
Paz!
L.
Puede que la balanza se esté inclinándose más a la supervisión y control que a la autonomía personal, si bien los instrumentos que conforman la palestra técnológica pueden representar como una extensión de nosotros mismos, también puede ser que estemos sujetando una grabadora continua y una cámara de vigilancia perpetua. Y sí, concuerdo contigo, el problema no es el el objeto, es el espíritu ético de quién lo crea.
-Gustavo Woltmann.