Medias verdades

Hay cosas peores que las mentiras. Las medias verdades. Esas frases que parece que dicen una cosa, sin decirlo. Esas afirmaciones (quizás el ejemplo más claro sean los productos de alimentación, con sus «bio«, los «sin azúcares (añadidos)«, o incluso «con masa madre (INACTIVA)») que aparecen como setas en múltiples soportes para hacernos creer cosas que las marcas que las lanzan saben que no son ciertas, pero como saben que su público objetivo las valora y busca, ahí las dejan. Por si cuela. [SPOILER: cuela]

Esas son relaciones que nacen podridas. Basadas en el engaño. Cubiertas por decenas de abogados, maestros del andar en el filo de la navaja, pero cayendo siempre en lado blandito, el de los billetes, con una red debajo, y apoyadas con campañas para que su mensaje cale y deje poco espacio a la discusión colectiva, ya de por así anestesiada.

Hasta ahora ese juego ha funcionado, aunque no sé si en el futuro lo seguirá haciendo. Me temo que sí, aunque me gustaría que no fuera así. Y las culpas aquí andan repartidas. Porque todos tenemos nuestra parte. Unos por mentir, y otros por aceptar y normalizar la mentira. Unos por demasiado listos, otros por demasiado tontos o vagos.

Lo importante, con todo lo que ahora se nos llena la boca con el propósito, la construcción de un mundo mejor y demás frases grandilocuentes que tan poco nos cuesta soltar, sería que jugar a este juego de las medias verdades tuviera consecuencias. Negativas, quiero decir. O sea, lo contrario que ocurre ahora.

como todos los grandes cambios, este también empieza con pasitos pequeños. Revisa lo que dice tu web, lo que cuentas en tu documentación comercial, las promesas que haces en tus propuestas y presupuestos, y elimina todo eso que incluso a ti te hace sentir un poco incómodo porque sabes que no es mentira… pero tampoco es verdad.

Porque si es cierto que estás en esto por el largo plazo, si es verdad que lo que buscas es construir relaciones, el principal ingrediente debería ser la honestidad. Porque sin ella, es imposible construir confianza, que a su vez es el ingrediente clave de la preferencia, a su vez ingrediente necesario para dar el salto desde el descubrimiento hasta la compra.

Ruido-Recuerdo-Preferencia-Compra-Recomendación. La receta matrioska, la podríamos llamar. Y en ella no hay mentira que valga. Si al abrir la muñeca está vacía… se acabó el juego.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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