La confianza está en crisis

La semana pasada compartía mis dudas sobre la conveniencia de que las marcas siguieran manteniendo su presencia actual en ciertas redes sociales, visto el devenir de las mismas – el círculo vicioso generada por el escaso alcance orgánico, los contenidos de una calidad objetivamente dudosa, la indiferencia por parte de la mayoría de usuarios presentes en la red, y los comportamientos egoístas y déspotas de los usuarios que buscan «explotar el sistema» – y justo ese mismo día salió a la luz un «escándalo» – lo entrecomillo porque era sabido por todos antes de la filtración de estas nuevas pruebas – que pone en duda la fiabilidad del sistema de reviews y opiniones de un gigante como Amazon, y que en realidad puede hacerse extensible a cualquier plataforma donde se admitan opiniones de usuarios, da igual que hablemos de buscadores de hoteles, restaurantes, lámparas o cacharros de cocina.

Y es que el internet que nos enamoró en su día está roto.

  • La base de internet, el hipervínculo, el enlace, la atribución de fuentes, está en desuso. Prefiero que quien llegue aquí, se quede aquí, parecen pensar muchos autores.
  • La idea de un internet descentralizado, libre, neutral, está cada vez más cerca de desaparecer, siendo el último caso vivido la semana pasada con el bloqueo de twitch en España por una petición de Telefónica Audiovisual SIN PASAR POR UN JUEZ, el mejor ejemplo de lo que está por venir.
  • La idea de una red basada en millones de pequeñas propiedades digitales independientes interconectadas entre sí, se ha convertido en eso… pero agrupadas en 5 grandes redes gigantescas (sí, me refiero a los GAFA(M), Google, Apple, Facebook, Amazon & Microsoft, a los que habría que añadir Netflix, Alibaba y Xiaomi probablemente), que controlan y explotan los contenidos y los datos para vender publicidad.
  • La idea de un internet donde la opinión y la relevancia se formaba como la suma de millones de opiniones veraces, reales, auténticas y desinteresadas se ha convertido en opiniones manipuladas, interesadas y/o compradas que buscan «alterar el sistema» y generar posicionamiento y ventas.

¿Dónde nos deja esto a usuarios y marcas? Pues no está nada claro. De momento, parece que cada uno está explotando todo lo que puede, en beneficio propio, la situación actual. Usuarios rechazando cookies, navegando en modo incógnito y haciendo uso de ad-blockers para poder seguir navegando y consumiendo contenido gratuito, y marcas metiendo publicidad en todo lo que se mueve, para intentar pagar la fiestagenerando contenidos para convertirlos en funnels, optimizando sus sitios, introduciendo todos los trucos del manual para captar, retener, convertir y fidelizar a quien pase por su casa. Pero cada vez parece más una lucha de uno contra otro, en lugar de un baile acompasado de dos que quieren bailar juntos. Y eso no anticipa un final de esos de comiendo perdices.

¿Y qué deberíamos hacer? Pues está aún menos claro. Quizás bajar una velocidad. Levantar la vista de la pantalla y dar un paso atrás. Valorar el trabajo de los creadores. Volver al trato personalizado. Pero personalizado de verdad, no basado solo en logs en el servidor o cookies en el navegador. Volver a dimensiones humanas, no planetarias. Interiorizar que quizás más no es siempre mejor, o al menos ser conscientes de las implicaciones y tradeoffs de ese «más«. Y aprender a combinar todo eso con las maravillosas posibilidades que nos ofrece la tecnología, de la que no tiene sentido renegar.

Posíblemente utópico, ya lo sé, porque la realidad es que el [digital] homo sigue siendo homini lupus. Y si no, ya vendrán los del Marketing (mal entendido) a corromperlo. Y la culpa no es el del sistema, no, es de nosotros. De lo que hacemos y de lo que dejamos hacer. Hasta el punto de que hoy, por aquí dentro, la confianza – que debería ser la base de todo – esté en crisis.

sin confianza, no hay paraíso, solo «oportunidades«. Que seguro alguien estará siempre tentado de optimizar y maximizar.

Paz!

L.

PD.- También te digo que posiblemente esta visión la tenemos los que andamos de manera profesional metidos en este mundo, y que un porcentaje altísimo de usuarios sigue tan feliz, compartiéndolo todo, confiando en las opiniones de extraños y maravillándose de que «justo» cuando está pensando en irse este año a Grecia de vacaciones, le empiecen a aparecer anuncios de hoteles allí y vuelos hasta allí. Bendita inocencia.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Hola Lucas. Soy Amaury. Esto es algo que de alguna manera también vengo advirtiendo. No podemos seguir produciendo por producir cuando hablamos de contenidos. Hace ya más de un año que me autocatalogo «Slow Social Content», porque el Internet del 2002 cuando los primeros blogs, y cuando escribíamos comentarios como este, va desapareciendo a una velocidad insana. ¿qué sentido tiene por ejemplo colgar fotos en Instagram, si eres empresa, y que no diga nada, o, aunque diga mucho, la gente le hará scroll y adiós? Ayer mismo leía otro post, dónde el bloguero, además de la cantidad de post como si fuesen churros, reconocía abiertamente que no copiaría más, otros posts de otros. Sabemos que muchas empresas practican eso ante la falta de ideas o de autenticidad, el copy and paste. En resumen, gracias por tu post y motivarme a comentar, como antes!! 🙂

    1. Hola Amaury, bienvenido por aquí.
      En realidad nunca deberíamos haber producido por el mero hecho de producir, ni ahora ni en 2002. Otra cosa es que en 2002, «simplemente produciendo» conseguíamos ocupar espacios en los SERPS porque no había tanta gente generando contenidos, y eso en sí mismo ya era un beneficio. De ahí vienen las malas prácticas de los que copian contenidos ajenos o simplemente traducen contenidos sin darse cuenta de que las reglas de juego han cambiado.
      Las empresas que siguen con esas prácticas no es que tengan un problema con el social media ni con internet, tienen un problema mucho más profundo. No aportan nada y están llamadas a desaparecer. Eso son sus coletazos desesperados al ver que se empiezan a ahogar.

      Ah, y en este blog, por suerte, nunca se ha dejado de comentar. En algunos posts más, en otros menos, pero habitualmente alguien suele animarse a dar su opinión. Aunque el mérito es compartido, no es solo mío 😉

  2. Por un momento he visto a Jerry McGuire calvo y con barba 😉
    Bueno esto de internet es un gigante que se hace colosal y da miedo. Todo se degenera (música, turismo, gastronomía, internet, trabajo)….pero a la vez la interconexión permite que haya pequeñas islas donde uno pueda encontrar otra forma de vivir, comprar, consumir y navegar. Quizás no sea la corriente principal, pero la sostenibilidad está creando tendencia ahora mismo por ejemplo.
    Puede ser que en lo digital lleguemos a ese punto.

    1. Sin duda, la sostenibilidad (entendida siempre en sus tres variables: social, empresarial y medioambiental) es cada vez más un vector al alza, AFORTUNADAMENTE. Lo que pasa es que las grandes apisonadoras son los nuevos caballos de Atila, y allá por donde pasan, cuesta que luego vuelva a crecer la hierba…

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