Extimidad

Extimidad: dícese de la exhibición pública de la intimidad.

Este palabroque define en gran medida el comportamiento de una gran masa de usuarios en redes sociales, lo aprendí la semana pasada de boca de Beatriz Lucea, mientras nos hacía una deliciosa visita guiada a la última exposición que ha comisariado junto a Ana Usietto en el Centro de Historia de Zaragoza, Invisible, un recorrido sobre la evolución de la ropa interior femenina, y su paralelismo con la situación de la mujer a lo largo de la historia.

Las fotos y stories que subimos a Instagram, las frases que publicamos en twitter, los álbums que guardamos en facebook, todo – o gran parte de ello – lo hacemos en público. Momentos, vivencias, reflexiones, aprendizajes, recuerdos, que hasta hace no mucho hubieran quedado en la esfera más privada de nuestra intimidad, ahora se comparten sin pudor alguno, incluso con un punto de exhibicionismo, y quedan indexados en las entrañas de internet, conformando un completo y detallado retrato robot de todos y cada uno de nosotros, al alcance de una simple búsqueda.

Detrás puede haber egos muy grandes, búsqueda de likes, inseguridades, presión de grupo o simples inercias, pero lo cierto que es algo que se ha normalizado por completo, hasta el punto de que marcas y usuarios miramos ya el mundo con mentalidad instagrameadora, buscando las mejores frases, los mejores ángulos, las mejores luces y las mejores poses.

Avance o retroceso, no lo sé, pero es una realidad.

Lo que ya no tengo tan claro es hasta dónde deberíamos aplicarlo DENTRO de las marcas. Ha de haber una humanización de estas, indudablemente, hay que subir un par de tonos la transparencia, por supuesto que sí, mostrar personas y (quizás) enseñar procesos, también, pero tampoco hay que pasarse de frenada. La marca tiene que hablar por boca de sus acciones, sus productos, su posicionamiento y su comunicación. Qué cuenta, cómo se define, qué dice que hace, qué hace realmente, con quién lo hace y a quién apoya, independientemente de que ahora Fulanito sea su CMO, Zutanita su CEO o Menganito su CM. Lo que sí que tiene que estar perfectamente alineadas con el posicionamiento de la marca que gestionan, dirigen y comunican son las extimidades de Fulanito, Zutanita y Menganito . Las personas – es ley de vida – irán y vendrán, la marca – es lo deseable – se mantendrá.

No hace falta mostrar intimidades, lavar trapos sucios o hacer partícipe al público de todos y cada uno de los hitos personales de quienes hoy componen la marca. Porque aunque es cierto que con quien se crea vínculos es con las personas y no con los logotipos, lo que realmente vincula es mostrar y de-mostrar el papel que juega la marca a la hora de hacer cumplir su propósito en las vidas de sus clientes y usuarios. Cómo contribuye a que ELLOS obtengan eso que la marca dice que es capaz de hacer. Confirmar cómo resuelve esos puntos de dolor u ofrece puntos de gozo. Que seguro que los clientes y usuarios, en un ataque de extimidad descontrolado, acabarán compartiendo en sus redes.

Y si no lo hacen, plantéate por qué. Quizás no estés cumpliendo tu parte. Quizás tu marca no hace molar a sus clientes y usuarios. Y eso, en tiempos extimidacionistas, sí que es preocupante.

Porque la molaridad parece ser la gasolina vital, nos guste o no.

(pon los dedos en uve al leerlo!) Cheeeeeeesssseeee

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Extimidad mi takeaway de hoy. Desconocía el palabro, pero la ejecuta a la perfección la inmensa mayoría de las personas, que interactúa cada dia en RRSS.
    Gracias y buen día!!

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