No os pega nada

Esta última semana hemos estado cuidando la perra de unos amigos que se han ido de viaje y nos pidieron el favor. Es una bichón maltesa miniatura de 3 años que no debe pesar más de kilo y medio. La primera reacción de la gente que nos conoce, cuando llegábamos al parque a pasearla, era: «¿volvéis a tener perro? ¡qué bien!«, y en cuanto les explicábamos que no era nuestro, que era de unos amigos nos decían «ya me extrañaba, la verdad es que no os pega nada«

¿Por qué te cuento esto y qué tiene que ver con los temas habituales de este blog?. Pues creo que tiene que ver todo. Me explico.

Por casa han pasado en los últimos años 2 bulldogs ingleses y 1 rottwailer, y mi mujer antes tuvo un Pastor Alemán. Por eso – y supongo que también por mi físico… – a la gente que nos conoce «de siempre» le extrañaba el vernos paseando una perrita que en caso de que se cansara creo que me la podría meter en el bolsillo de las bermudas y acabar el paseo así.

Al final todo es un esquema de expectativas. ¿Qué esperan de ti quienes te conocen? ¿Qué imagen has construido con tus acciones pasadas? ¿Qué imagen proyectas? ¿Cómo cuadra eso con tus acciones actuales? Demasiadas marcas tienden estos días a subirse a carros que pasan por delante de sus puertas (la diversidad, la sostenibilidad, los ODS, la responsabilidad corporativa, lo eco…) y proclamar a los cuatro vientos su compromiso, haciendo bandera de esos temas. Y todos los que conocemos esas marcas desde hace tiempo pensamos lo mismo que nos decían nuestros compañeros temporales de parque perruno: «no os pega nada«.

Y posiblemente, cuando se quedan solos, algunos hasta piensan «qué ridiculos!«

Es tu obligación entender cómo funciona la psicología humana y tenerlo en cuenta a la hora de tomar tus decisiones. No te lances a coger el primer tren que pase por delante tuyo – y hacer bandera de ello – simplemente porque creas que «lo tienes que coger«. Asegúrate antes de que es «tu tren«… o quizás acabes desacarrilando.

Y si de verdad crees que es tu tren, móntate en él, recórrelo de arriba a abajo, rueda unos cuantos kilómetros y disfruta del viaje. Adáptate, intégrate, haz los ajustes que necesites hasta confirmar que efectivamente lo es, pero reprime las ganas de convertir ese tren en tu seña de identidad por ahora. Eso solo lo deberías hacer cuando pase el tiempo, cuando de verdad esa causa y tú seáis la misma cosa y quienes te conocen bien lo tengan integrado en su cabeza, en su mapa de expectativas y asociaciones mentales. Y para eso, necesitas dejar pasar bastantes estaciones. Aunque si eres constante y es verdad que ese es «tu tren«, al final llega.

Buen viaje.

Paz!

L.

PD.- No apliques esta misma reflexión a los perros. Ten el que te apetezca, porque meter un perrete en tu vida – en realidad cualquier mascota – es siempre motivo de alegría. Y lo que piensen los demás, que te dé igual. Nosotros seguramente que volveremos a tener uno algún día. Tiempo al tiempo…

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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