El metaverso no me rima

El otro día compartí en TW (también en Li) mi pensamiento en bruto de todo esto del metaverso

Seguro que ese tweet rezuma ignorancia, desconocimiento y viejenialismo por mi parte, pero es lo que ahora mismo, con la información que tengo, pienso. Y el hecho de que empresas como Facebook o Microsoft ahora hagan declaraciones públicas diciendo que su foco es convertirse a corto plazo en una empresa «de metaverso» tampoco ayuda.

Antes de seguir, por si no sabes de qué estoy hablando, el metaverso (¿debería decir «los» metaversos?) es una réplica digital del mundo físico. Una suerte de realidad paralela, aumentada e inmersiva, en la que poder construir una versión digital de nosotros mismos, dentro de la cual poder interactuar con otras personas, espacios, situaciones e incluso realidades. Con esa definición, y el interés (obsesivo, por lo visto) de Facebook en él, no puedo evitar imaginar una realidad espeluznante, plagada de publicidad, como la de este video. Y obviamente me produce un gran rechazo.

Puedo entender determinados usos de esta tecnología – a día de hoy una burda mezcla de Second LifeMinecraft y Fortnite -, para casos muy concretos. Me parece inteligente que BMW haga pruebas de flujos de trabajo en plantas virtuales antes de lanzarse a construir nuevas fábricas, que una empresa como Telefónica haga una réplica virtual de su stand en el MWC para presentar sus novedades a quienes no acuden a esa feria, o que para una persona que no puede salir de casa por la razón que sea (económica, o una minusvalía o discapacidad que obliga a estar en cama, por ejemplo), poder ponerse unas gafas de realidad virtual e interactuar con otras personas o vivir, aunque sea virtualmente, otras realidades o situaciones, sea una bendición. Pero de ahí, a pretender que construya «mi réplica virtual» en decentraland y pasee por sus calles, me relacione con otras «personas«, vaya al centro comercial a gastar mi dinero o a buscar un trabajo, o asista a una subasta de Sotheby’s allí, no lo veo. Igual que no tengo ningún interés en comprar «tierras» (virtuales, obviamente) en cryptovoxels. Llamadme raro si queréis, pero soy más de pasear por el Pirineo Aragonés.

La realidad es que no veo ningún interés a hacer de eso algo permanente, inmersivo, en constante interacción con el mundo físico, difuminando las fronteras entre lo real y lo virtual, como algunos plantean, más allá de mostrar las indicaciones del GPS en mis gafas y poco más. De hecho, le veo grandes riesgos desde un punto de vista sociológico o de desarrollo personal, algo que ya estamos viviendo con las redes sociales, pero amplificado. Si ya sabemos que las redes están creando problemas psicológicos (por ejemplo en adolescentes), y que a las empresas eso les da absolutamente igual (como confirma la última filtración de documentos internos de facebook), ¿deberíamos seguir ahondando en ese problema creando versiones aún más realistas e inmersivas de lo que genera esos problemas? Yo digo no. Porque creo que eso nos lleva a un lugar peor. No creo que lleguemos a crear un Oasis tal y como lo presentan en Ready Player One, pero vaya usted a saber. Tampoco pensábamos que las redes sociales fueran a condicionar tanto nuestras vidas y mira ahora. Y quizás haya que recordar que Facebook, uno de los grandes causantes de la situación actual y que ahora dice que quiere ser uno de los grandes players en esto del metaverso sigue, a pesar de todos los escándalos, insistiendo con sus planes de lanzar una versión de IG para niños de menos de 13 años, que acaba de lanzar sus gafas de la mano de Ray-ban (¿que tentador darle acceso también a lo que vemos, verdad? #NO), y que ahora quiere convencernos de que IG es el lugar perfecto para construir nuestra identidad y lo hace con este video. No parecen los pasos en la dirección correcta para recuperar nuestra confianza, a mi humilde entender.

Porque el metaverso no es hacer una reunión por Zoom y ver a tus compañeros de trabajo de otras ciudades como si fueran avatares sentados a una mesa virtual. Ni asistir a un evento por streaming y que quien lo presenta esté flotando en un escenario virtual. Es algo que va mucho más allá y que, de cumplirse eso que algunos van contando, afectará por completo a cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo exterior. Y si nuestra vida virtual es «mejor» que el mundo real, ¿qué incentivos tendremos para salir a la calle, donde podemos pisar un chicle, o pasear por el monte, que huele a caca de vaca, o hablarle a otra persona y que pueda ver que tenemos acné y barriga? Mucho mejor estar cuadrado, moreno y con pelazo, y hablar solo con super modelos, aunque sea virtualmente y los dos sepamos que al quitarnos el visor de realidad virtual somos del montón.

Quizás el problema de fondo es que no lo acabo de entender, que nunca he sido gamer o que las empresas que parecen estar empujándolo de manera pública no son de mi confianza. Que viendo en lo que hemos convertido internet, no me atrae amplificarlo e integrarlo en mi vida. Que el hecho de que gran parte del discurso esté centrado en el potencial económico (800B$ en 2024 según Bloomberg Intelligence) no me tranquiliza. O simplemente que, desde mi ignorancia, no le veo la necesidad, que me parece que no es más que una huida hacia adelante, una fiebre del oro digital en la que las empresas corren para tomar posiciones e intentar dominar un hipotético futuro que están construyendo ellas mismas, sin una demanda de base real, ni siquiera capacidad tecnológica para llevarla a cabo. Le veo muchos retos y me genera muchas dudas. La primera que el hecho de que tecnológicamente pueda llegar a hacerse algún día quizás no quiere decir que deba hacerse. Eso sin entrar en pensar en quién gestionará, almacenará y tendrá acceso a la INGENTE montaña de datos que este metaverso «always on» generará de cada uno de nosotros. La mochila de cookies que podíamos llegar a arrastrar cada uno de nosotros será de tal magnitud que si fuera física nos anclaría al suelo.

O igual es tan solo que, al ir cumpliendo años, me estoy volviendo cada vez más humanista y menos tecnólogo, y tweets como este cada vez me representan más

https://twitter.com/jorgecorrea/status/1440790811084349442

En realidad existe un metaverso funcional más cerca de lo que nos creemos. No tienes más que mirar en tu carpeta de spam. Ahí descubrirás que, como decía el otro día Luis Rull, ya existe un mundo paralelo en el que por lo visto sin tú saberlo tienes la capacidad económica de ser un gran inversor en Bitcoin, hay muchas mujeres (y hombres) jóvenes interesadas en ti, por todos lados surgen empresas que te quieren ingresar en cuenta trabajos no realizados, y en cualquier momento puedes ser el beneficiario de la herencia de un tío nigeriano que no recordabas tener. Una maravilla, oye!

Disfruta esa realidad paralela spammer porque por ahora, al menos a mí, a esto del metaverso no le encuentro la rima. Y viendo que las tecnológicas siguen empeñadas en crear walled gardens, que son incapaces de ponerse de acuerdo para implantar algo tan sencillo como un USB único, por ejemplo, que todas luchan entre sí por copiarse, ponerse zancadillas y robarse usuarios, que los algoritmos están plagados de sesgos y trucos sucios, y que estoy convencido que a los usuarios nos representan en privado como avatares con la visa entre los dientes, me da a mí que ese metaverso que nos están queriendo vender, si llega a existir, tendrá más incompatibilidades que otra cosa, y nos saldrá caro. En muchos sentidos.

Paz!

L.

[UPDATE] Justo unas horas después de publicar el post, Facebook anuncia que «ponen en pausa» sus planes de lanzar un Instagram for kids. A ver lo que tarda en reactivarlo…

[UPDATE 2] Y unas después de lo anterior, publican en su newsroom un artículo explicando cómo están construyendo el metaverso de manera «responsable». Qué casualidad, oye, aunque puedo descartar tener algo que ver. Descartado al 100%, soy un mindundi, es pura casualidad en los tiempos.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Completamente de acuerdo. No estamos para perder tiempo en montajes y avatares varios, no encuentro la ventaja de ello.

    1. Igual es que no nos la han explicado bien o nosotros no hemos puesto el suficiente interés, qué sé yo! Igual este es el típico post del que en unos meses o años me acabo arrepintiendo de haber escrito…

    1. Lo leí ayer esta comprobado que Instagram es dañino para la población adolescente … pero representa un % alto de lo que ellos llaman “éxito rotundo” como para hacer algo.

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