¿Dónde prefieres estar, en un sitio enorme, rodeado de desconocidos y con un ruido de fondo ensordecedor, o en otro más pequeño, junto a gente a la que le importas, donde poder mantener una conversación?
La respuesta diría yo que es obvia, pero parece que no.
Seguimos persiguiendo la falacia de la masa. «Ve donde está la audiencia«, decían. Y todos como locos corriendo hacia allí, deslumbrados por el número, sin valorar antes si esa masa amorfa a la que llamamos «audiencia» se parece, aunque sea remotamente, al tipo de personas a las que queremos atraer. Y así estamos, envueltos en ruido, rodeados de vendedores gritando su mercancía a los cuatro vientos, confiando en que, entre tanta gente, a alguno le interesará.
«Ve donde te hagan caso» parece un consejo mucho más razonable. Donde tu mensaje, tu producto o tu servicio sea valorado. Donde puedas mantener conversaciones porque lo que tienes que decir le importa a quien tienes delante. Donde puedes relacionarte con los presentes con naturalidad, sin tener que usar los codos para hacerte un hueco, ni levantar la voz ni, si me apuras, pagar para reservar mesa.
Si te suena mejor ese escenario, asume entonces que las conversaciones, por norma general, ocurren en espacios reducidos, con audiencias reducidas. Lo otro son conferencias, y no hay tanto buenos conferenciantes como pensamos. Pocos discursos merecen audiencias planetarias.
La «cuota de caso«, la relevancia, debería ser el principal criterio a la hora de decidir invertir (tiempo, neuronas, dinero) en un canal o en otro, en un embajador o en otro, en una plataforma o en otra, por encima del número de personas que lo habitan.
Recuperemos la conversación. Dejemos atrás los gritos.
Paz!
L.
Recuperando la esencia!!
Así es!! Gracias por recordarlo 🙂