Nuevo curso. ¿Será gris o de colores?

Llegó Septiembre con su “Oh, Dios mío”, y con él arrancamos nuevo curso.

Posiblemente el más extraño de los últimos tiempos. Contaminado por las constantes noticias de un invierno negro, los avisos de recesión, de crisis, de drama. Lo hacemos tras un verano en el que los usuarios – muchos de ellos – parece que han decidido hacer oídos sordos de esos mismos avisos y han preferido salir, gastar, viajar y vivir. Una onda expansiva tras el periodo de restricciones vivido en los últimos años, y un “que me quiten lo bailao” en toda regla.

Lo que ocurra a partir de ahora es un tremendo misterio para todos, nos digan lo que nos digan. Puede ser todo gris o una explosión de color. Tenemos referentes de periodos de depresión en los que la gente precisamente buscaba esa evasión en forma de ocio, música, moda y diversión. Corbatas vistosas y labios rojos. Tacones altos. Aunque habrá que ver si esta vez queda bolsillo para algo más que los imprescindibles vitales.

Las marcas se enfrentan a una difícil coyuntura

Las marcas se enfrentan a una difícil coyuntura. Por un lado muchas de ellas, en muchos sectores, tienen ya las cartas encima de la mesa y cuentan con poco márgen de maniobra. Las que venden producto físico ya lo tienen en almacenes, los números ya están cerrados y ahora solo queda ver cómo funciona el sell-out y cómo terminan de cuadrar los números con tanta volatilidad. Las que venden servicio, con la duda de cómo afectará todo esto a la demanda y, sobre todo, cómo deberían modificar/ajustar costes y precios de venta. Y por el medio las de distribución, con la duda eterna del surtido y la repercusión en precios.

Muchas dudas, muchos intereses en juego y muchos factores a tener en cuenta. Las marcas que mejor hayan hecho los deberes y más fuertes hayan conseguido hacerse (en la cabeza de sus clientes), posiblemente serán las que mejor podrán capear el temporal y las que menos retroceso vivirán. Aunque también es verdad que no hay marca que salve a un producto innecesario cuando los bolsillos se encogen.

Las plataformas tampoco ayudan, con sus alcances menguantes, sus intereses particulares – y poco alineados con las necesidades de marcas y usuarios últimamente – y su futuro en entredicho, por lo que también ahí veremos cosas interesantes. ¿Surgirán nuevas formas de comunicación? ¿nuevos canales? ¿nuevos formatos? ¿triunfarán plataformas emergentes (como BeReal) o “renacientes” (como Vero)? Muchas fichas por mover también por ese lado.

Lo que está claro es que, hasta donde los conflictos financieros (o con los financieros) lo permitan, los que nos dedicamos a esto del Marketing, la Comunicación y el Branding tenemos unos meses por delante apasionantes, en los que estrujarnos las neuronas más que nunca para conseguir cumplir nuestro único objetivo: que nuestras marcas sigan siendo relevantes. Y que esa relevancia las haga ser las elegidas para solucionar el problema o el dolor que tengan nuestros usuarios. No hay más. Acción-reacción. Tan necesarias una como la otra. Y a poder ser, complementadas con un fase adicional de recomendación.

Que abran el telón.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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