Lo ocurrido esta semana en twitter tras la toma de posesión de su nuevo propietario, ha puesto de manifiesto algo que debería ser obvio ya para todos los usuarios, pero que parece que por la razón que sea no lo es: las plataformas tienen dueños, y quien define su comportamiento, funcionalidades y forma de uso son ellos, no los usuarios.
Por eso nunca es buena idea echarnos en sus manos a tumba abierta y fiar el desarrollo de nuestra marca a las plataformas. Porque hoy remarán a nuestro favor, o eso nos puede parecer, pero nadie nos asegura que mañana dejen de remar. O que incluso remen en contra. O simplemente que se conviertan en otra cosa.
Y esto no es solo algo que podamos achacar al errático, irreverente y a la vez genial Elon Musk. Es algo que aplica a todas ellas. Kike García, una de las dos mentes (satíricas) brillantes tras El Mundo Today, lo resumía a la perfección el otro día en un hilo en twitter. Decía:
Hace 10 años Facebook era tan potente que mantener una web como elmundotoday.com era estúpido. De hecho Zuckerberg intentó por todos los medios que los publishers publicáramos de forma nativa en su plataforma (vídeos o ‘facebook articles’).
Si lo hubiéramos hecho, hoy EMT no existiría. No puedo entender que haya creadores de contenido que lo hayan fiado todo a una plataforma. Aunque tu web personal, tuya, en servidores que pagas (yo puedo ir a visitar los míos en metro) no la visite nadie, es tu fortín.
Y no puede estar mejor explicado.
Es la guerra de siempre entre crecer y cuidar. Entre el ansia de la visibilidad y el cuidado de la experiencia. Entre querer ser más y querer ser mejor. Que no sé por qué motivo lo entendemos como cosas excluyentes.
Porque podemos dedicar esfuerzo (tiempo, dinero, neuronas) a intentar aprovechar todo lo que las plataformas, la tecnología, las “nuevas” formas de comunicar nos ofrecen, pero eso no debería restar ni un ápice del esfuerzo que deberíamos poner en cuidar NUESTRA casa, el lugar donde podemos definir la experiencia de usuario, el sitio que podemos decorar a nuestro gusto, siguiendo la secuencia definida por nosotros, para mostrar lo que nosotros queramos mostrar, en el orden que nosotros decidamos. Y eso solo podemos conseguirlo en un lugar propio. Un sitio del que podamos hacer copias de seguridad, que no dependa de los caprichos de sus dueños (o sea, que esté en servidores que paguemos nosotros), y al que podamos meter mano hasta dejarlo como nos de la gana. Y ni Facebook, ni Twitter, ni Instagram, ni YouTube ni TikTok responden a esa definición. Tampoco Substack, Revue o el resto de plataformas de newsletters. Eso solo lo haces en tu página web/blog.
Porque, qué sentido tiene ponernos nuestras mejores galas para salir ahí fuera a ligar, si luego cuando los traes a casa se encuentran una tocinera? O peor aún, ligas y no tienes donde tener un poquito de intimidad. Eso suponiendo que ligues, claro, porque igual ha habido alguien interesado al verte así tan reshulón, pero ha buscado algo más de información sobre ti… y se le ha cortado el rollo.
No dejes de lado tu casa, anda. Cuida tu web. Tu marca te lo agradecerá.
Paz!
L.
Esto mismo decía yo en 2018: tu web, tu castillo.
https://manufacturasdeinternet.es/el-blog/315-tu-web-es-tu-castillo-defiendelo-en-vez-de-apuntalar-el-de-otros.html
😀
Y razón llevabas. Yo también decía cosas similares desde antes (este blog lo lancé en 2009), pero está claro que el mensaje todavía no cala…
Con esta reflexión, me queda aún más claro que lo que estoy haciendo es lo correcto.
Por más que nos decepcione que el tráfico a nuestra web no se compara con el número de visualizaciones de un tiktok o reel, al final es nuestra casa. No dependemos de los caprichitos del momento.