¿Por qué creamos – y compartimos – contenidos?

Creo que con los años han evolucionado las razones por las que lo hacemos, y lamentablemente no ha sido a mejor.

Al principio, marcas y personas creábamos y compartíamos contenidos como una manera de construir una historia (en público), para documentar nuestra evolución, o para inspirar o generar comunidad. Y con ese ejercicio público a su vez generábamos confianza, reputación y preferencia, y a partir de eso, podían ocurrir “cositas” (ventas, suscripciones, contactos…).

Ahora lo hacemos por los likes, las visualizaciones y el alcance, o para que google nos indexe y salgamos en las páginas de resultados. En cierto modo se ha “profesionalizado” el proceso, y por el camino hemos perdido la esencia, el hilo conductor, la narrativa propia, el estilo reconocible, la naturalidad y la espontaneidad, lo que nos hacía únicos, en definitiva. Ahora solo importa subirse a la última tendencia, ser los más graciosos, soltar zascas, conseguir retweetslikes, guardados y comentarios, viralizar, gustarle al algoritmo, que es el nuevo portero de la discoteca a la que va la chica que nos gusta. Porque si no conseguimos que nos deje entrar, no tendremos ninguna opción de bailar con ella.

Y es triste.

Ayer mismo, saqué yo un par de fotos esquiando con intención de subirlas a Instagram, pero luego bajamos a Jaca, nos duchamos, comimos algo, puse a cargar el móvil, nos tumbamos un rato a descansar en el sofá, y a lo que me acordé de las fotos ya era “demasiado tarde” y estuve a punto de no subirlas por eso. Porque claro, si la subo a “una hora mala” y por culpa de eso no tiene alcance ni likes, pues para eso no las subo, no? Si en lugar de 2023 fuera 2007 y las estuviera subiendo a Flickr ni me lo habría planteado. Por suerte me di yo mismo la colleja a tiempo y las subí igualmente. Curiosamente tienen más likes que las últimas 5 o 6 (como si eso importara algo). Vaya ojo tengo yo también.

Por cómo ha evolucionado el mundo digital, la creación de contenidos ha dejado de ser un placer y ha pasado a ser (casi) una obligación. Y ya no lo hacemos por nosotros, sino que inconscientemente buscamos una validación de los demás. Y lo mismo las marcas. Generan contenidos (y los comparten) para poner buenos números en los informes, porque “es lo que toca”, para “posicionarse”, por “tapar huecos” a la competencia, y para generar tráfico (y conversión). Y si por el camino nos dejamos “el alma”, pues oye, p’alante… es el signo de los tiempos, que diría Prince.

Y espera que explote la IA, que entonces ya será el acabóse y la producción de contenidos se multiplicará x100, reduciéndose el esfuerzo de creación* en la misma proporción. Se viene el tsunami y no hay quien lo pare. La gran ola ya se mueve.

¿Y qué podemos hacer ante esto? Ser más fieles a nosotros mismos que nunca. Construir un mensaje propio. Compartir por documentar, no por intentar ser más que otros. Mostrarlo al mundo para generar un repositorio y que así, quien nos descubra – muchos o pocos, es indiferente – pueda conocerlo y, si se identifica con él, conectar.

Porque la conexión, la confianza y la reputación, creo que vivirán un repunte ante la avalancha de contenidos generados por IAs. Tanto, que incluso puede que se genere un efecto rebote que nos haga alejarnos un poco de internet y las redes sociales.

Aunque quizás esté confundiendo deseos con predicciones.

Yo qué sé.

Paz!

L.

PD.- Como ejemplo de la caída del esfuerzo de generación de contenidos. Le he pedido a la IA de Notion que me resuma este post en un tweet. Y me ha contestado esto (con hashtag y todo) en 8 segundos. Flipa.

Las marcas y personas ya no crean y comparten contenido exclusivamente para construir una historia, sino para obtener alcance y likes. Esto ha hecho que hayamos perdido la esencia. Seamos fieles a nosotros mismos y conectemos con quienes se identifiquen con nuestro mensaje. #ContenidoEsEsencia

Ahora solo tendría que decirle que me diera 5 variaciones, y ya tengo tweets para lanzar toda la semana. Y si en lugar de 5 le digo 50, pues también me los daría. Muy loco…

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. Hola Lucas!
    Coincido totalmente, me gusto el post. Ya enmarco en mi office «conexión – confianza – reputación».
    Por lo de la IA si sirve para twittear un resumen de contenido bien pensado me parece bien. La esencia de cada uno esta en algún lado: descubrirla exige mirar para adentro, eso implica detenerse. La IA tal vez sea otra inteligencia que conviva con la nuestra, al fin no estaremos solos no? Hay que cultivarla responsablemente.

    1. El siguiente paso de las IAs será poder alimentarlas con nuestro histórico de pensamientos/conversaciones/documentación y entrenarlas con ellos. A partir de ahí será capaz de «pensar como nosotros». O eso dicen…

  2. Pues totalmente de acuerdo con la reflexión, y llego un poco a las mismas conclusiones de crear contenido precisamente por ser (más si cabe) nosotros mismos.

    Seguramente con la explosión de la IA veamos un chorrazo de contenidos pa’ asustar a cualquiera, pero también por eso creo que el contenido «artesanal» tendrás más valor para quien de verdad nos interesa que lo valore (o eso me gusta creer XD).

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