El otro día una persona muy cercana me pidió que le echara un ojo a su CV y le ayudara a redactarlo un poco mejor. Empezaba con un párrafo corto presentándose y describiendo sus habilidades, y la última frase era “En resumen, soy profesional, seria en mi trabajo, constante y orientada a resultados.” A lo que yo añadí, “Y buena persona.”

Y fiándose de mi criterio, así lo envió.

Será que me hago mayor, que cada vez tengo más claras mis prioridades o lo que sea, pero es que ese es un rasgo que cada vez valoro más, también en lo laboral. Solo quiero rodearme de buenas personas. Buenos profesionales, pero también buenas personas. Como clientes, como proveedores, y como partners/compañeros de viaje. Al resto, alfombra roja hasta la puerta. Especialmente en estos tiempos de growth hackers de garrafón, copywritters malotes de palo y emprendedores del club de las 5am de todo a cien. Ser buena persona como forma de vida. Como forma de ser. Como tarjeta de presentación y seña de identidad.

Que no quiere decir ser tonto ni blando. Que si alguien prefiere vivir a colmillo retorcido y comete el error de intentártelo clavar, tienes toda la autoridad para soltarle tremenda colleja. Incluso en público. A mano abierta. Con carrerilla. Pero fuera de esa circunstancia, escoges el lado opuesto.

Este blog tiene ahora mismo 684 entradas con claves, pistas, recomendaciones y reflexiones que, si las aplicaran las marcas (y las personas que las gestionan), seguro que les ayudaría a comunicarse mejor y a construir mejores marcas. Pero todas esas 684 claves, pistas, recomendaciones y reflexiones podrían resumirse en esa frase final que yo añadía a ese párrafo de introducción: Sé una buena persona.

Empatiza y escucha, para entender a quien tienes delante, y después ofrece tu ayuda. Que no es lo mismo que vender a toda costa. Colabora para conseguir, juntos, algo más grande. Empuja para el bien común. Porque cuanto más grande sea la tarta, más grandes podrán ser las porciones. Participa, comparte, alienta, aporta, porque el conocimiento crece en contacto con el aire como la levadura en los bizcochos.

Basta ya de atajos, de egoísmos, de zancadillas y de manipulación. De marcar distancias y de buscar la diferencia. De fomentar el enfrentamiento y la división. De dar la espalda, de torcer el morro y de mirar desde arriba. Porque ni estás tan arriba ni llevas tanta ventaja. Y arrieritos somos.

Así que si estás en este mundo de la comunicación, el marketing y la construcción de marcas, usa estas preguntas básicas como guía en tus decisiones: ¿te gustaría que otra marca de la que tú eres fan te hiciera eso a ti? ¿te haría ser aún más fan? ¿estarías tan orgulloso de la marca que llevarías a gala ser su usuario/cliente?

Y si lo tuyo no es ni el mundo de la comunicación ni el del marketing o el de la construcción de marcas (¿cómo has llegado hasta aquí?), cambia en las preguntas “marca” por “persona” y “usuario/cliente” por “amigo”. Funciona exactamente igual.

Salvo que lo tuyo sea una commodity, busca los tres síes. Porque si no los tienes, en realidad eso que estás pensando hacer solo busca tu propio beneficio. Y eso solo funciona a corto. Pan para hoy y hambre para mañana. Igual que ser mala persona.

No seas commodity. Sé buena persona.

Paz!

L.

PD.- A la buena persona del CV ya le han llamado. Está en 2ª ronda de conversaciones.

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Lucas

CBO at CeConBe Marketing Services

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.