Es más probable que estés leyendo esto en tu gestor de correo electrónico que directamente en la web. ¿Convierto eso a CalvoConBarba.com en una newsletter? La verdad es que no tengo respuesta a eso, pero la realidad es que no ha cambiado nada desde que nació, en 2009.
CalvoConBarba.com es un wordpress, con repositorio visible, feed RSS no truncado disponible y opción de suscripción por email. ¿Es un blog? ¿Una newsletter? ¿Antes era un blog y ahora se ha convertido en una newsletter? ¿Importa?
Solo tengo respuesta para la última pregunta, y mi respuesta es SÍ, sí que importa.
E importa porque, en función de como llamemos a las cosas, son más o menos atractivas.
¿Te imaginas llegar a un restaurante molón de esos modernos de ahora y encontrarte en carta “filete de ternera empanada” o “San Jacobo empanado”? Seguramente no. Pero si lo llaman “Cachopo” ya vuelve a molar. Ese es el poder de las palabras, que son capaces de construir realidades distintas en las cabezas de los que las leen/escuchan.
Y esa percepción inicial es la que puede hacer que algo se consuma o no se consuma. Así de básicos somos a veces. Ahora lo que parece que “se lleva” son los podcasts y las newsletters. La segunda parte parece que la tengo cubierta. ¿Cubriría la primera lanzando una versión en audio de este mismo texto (como hace Icaro en sus – deliciosas – cartas de los jueves)? ¿Me abriría a nuevas audiencias? ¿Compensaría el esfuerzo?
Muchas veces las palabras esconden significados que van más allá de lo que realmente son. ¿Qué es una newsletter? ¿Qué es un podcast? Porque ambas categorías tienen muchas variedades, muchos sabores. ¿Puede una newsletter tener un repositorio de envíos anteriores visible y consultable, o eso ya le hace convertirse en un blog? ¿Las newsletters en Medium o Substack son blogs o newsletters? ¿Un podcast puede ser un audio narrado por una sola voz? Al final creo que lo que estamos definiendo llamando a algo “newsletter” o “podcast” es más el canal a través del que nos llega, o incluso la sensación de intimidad que nos genera, más que el propio contenido.
Una newsletter, un podcast, nos llegan directamente a nuestro email o nuestro gestor de audios, no tenemos que ir nosotros a buscarlos, y al consumirlo en algo que es “nuestro”, generamos una sensación de intimidad distinta a la de consumir eso mismo en un lugar al que tenemos que ir nosotros y que percibimos como público. ¿Que es exactamente la misma funcionalidad que nos ofrecía Google Reader desde 2005, y Feedly después cuando cerraron el primero en 2013? Pues sí, pero por lo visto eso no molaba. Lo que molan son las newsletters y los podcasts.
Al menos hasta que alguien les cambie de nombre y pasen a llamarse de otra forma… siendo exactamente lo mismo.
Y a ese charco que saltaremos.
Paz!
L.
PD.- Para acabar de complicarlo todo tengo otra newsletter. ¿O será un blog? No lo sé, sólo sé que se llama QueridaMarca. Y que también puedes suscribirte para recibirla íntimamente en tu email si quieres.
¿Algo que decir? ¡No te cortes, deja un comentario!