Ahora que es verano, de repente nos podemos encontrar un día por la calle con gente a la que solo conocemos por trabajo, paseando en bermudas, practicando un deporte al aire libre, dedicados a una actividad que les gusta, o incluso podemos ver una foto suya en bañador, y eso nos da una nueva visión de esa persona, que nos completa la que ya teníamos de ella.
No nos aporta ningún dato adicional sobre su profesionalidad, pero sí que nos da una nueva dimensión de esa persona, que puede que incluso nos acerque más a ella y nos haga conectar de otra manera. También puede que nos aleje, pero no tendría por qué.
Algo parecido pueden hacer las marcas, que pecan demasiadas veces de ser monotemáticas, excesivamente formales y opacas. No hacen nada que se salga del guión y acaban siendo robóticas, frías y formales, aunque lo vistan de risas, cercanía y buen rollo.
Mostrar personas, situaciones internas, escenas cotidianas, intereses complementarios o cualquier cosa que, sin tener intención comercial, nos complemente y engrandezca la visión que tenemos no solo de la marca, sino también de las personas que están detrás de ella, puede ser una buena idea que podemos implementar estos días con la excusa del verano.
Buscamos conexión, y las personas conectamos con personas, no con logotipos o con situaciones “forzadas/preparadas”, no lo olvidemos. De hecho, ese es principalmente el motivo por el que surgieron los influencers y nacieron las “marcas personales”, como chorro de aire fresco, cargado de naturalidad y espontaneidad, frente a los discursos perfectos, pulidos, photoshopeados de las marcas.
Si tenemos claro a quién nos dirigimos, si pertenecemos a esa demografía con la que queremos conectar, si nuestras actividades son propias de esta, tenemos muchos puntos a nuestro favor para conectar a un nivel más allá del puramente comercial, integrando nuestra narrativa en el mundo de nuestra audiencia objetivo, mezclando actividades, intereses, propósito y propuesta de valor.
Déjale el discursito del “always be closing” a Alec Baldwing. No estamos en los 80. El mundo ha cambiado. No se trata de “cerrar” todo el rato. Las nuevas generaciones (y las no tan nuevas) ahora quieren conectar. Y para eso necesitamos ofrecerles puntos de conexión, no solo productos. No lo olvides.
El ABC ha cambiado de significado.
Always be connecting.
Paz!
L.
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