¿Velocidad o planificación?

Ayer domingo mucha gente se llevaría una sorpresa al mirar su teléfono.

Donde hasta ayer por la mañana había un pájaro azul (nuestro querido Larry), ahora verá un cuadrado negro con una X blanca. Y debajo, donde antes ponía Twitter, ahora simplemente pone X.

Eso sí, si entra en la app, seguirá viendo cosas “parcialmente cambiadas”. Porque el sistema de verificación se sigue llamando Twitter blue, todos los textos corporativos (la sección de configuración, el centro de ayuda…) siguen llamando al producto Twitter, y hasta los avisos de cookies siguen sin cambiar.

Y si entra en su ordenador el caos es aún mayor. Twitter.com sigue funcionando, y es X.com el que está redirigido a twitter y no al revés, como pasó hace unos días. Y aunque la X ya ondea orgullosa donde antes volaba estático Larry, igual que en las oficinas de San Francisco, la “x” de cerrar pantalla se confunde con la “X” que ahora representa a Twitter. Bueno, a X, ya me entiendes.

Y lo más alucinante es que todo el proceso empezó (hacia fuera) hace tan sólo una semana. Especifico lo de hacia fuera porque todo esto viene de muy lejoscomo anunció en Octubre del año pasado. Concretamente desde que en el 2.000 el tito Elon tuvo que renunciar a su proyecto de neobanco (X.com) al fusionarse con Confinity y fundar Paypal, aunque está claro que se guardó la idea en el trastero.

Pero, independientemente de si el cambio, evolución o disrupción de querer convertir twitter, la red social, en X, la súper app, es una cagada o una genialidad, a lo que más vueltas le estoy dando esta semana a las formas. A la forma en la que el cambio de denominación y la sustitución de un isotipo por otro se está llevando a cabo. Porque hasta ahora no se ha hecho nada más. Es algo puramente estético, sin más explicación que un hilo de la CEO.

Y no dejo de darle vueltas porque en mi mundo un cambio de este tipo es un proceso largo. En el que suelen participar muchos actores y ha de superar muchos comités y obtener muchas bendiciones. Que se planifica al detalle y se ejecuta como una emboscada ninja. Con nocturnidad y alevosía, en un despliegue coordinado propio de un prestidigitador, que con un movimiento de manos hace desaparecer una cosa y aparecer otra de la nada. Y todo bien envuelto en sesudas explicaciones, videos corporativos, campañas de comunicación, notas de prensa y powerpoints.

En cambio esto se está haciendo torpemente, con un logo pedido a través de un tweet, sin briefing ni explicación alguna, dejando un montón de flecos colgando, desoyendo todas las voces en contra del cambio, y de manera precipitada. Y no pasa nada.

Y eso es lo que me fascina. Porque no está pasando. Mucho ruido, mucha queja, pero dentro del propio X, o sea que los que estábamos, lo seguimos usando, incluso más que antes, aunque sea para quejarnos. Si mañana bajan los usuarios, no creo que sea por el cambio torpe (salvo que ahora no encuentren la app en su teléfono y no quieran entrar a “eso de la X por si es p0rn0″), sino por otras razones al margen. Y de hecho twitter – X – está en boca de todos, con una campaña mundial gratuita en los medios de comunicación. Hasta el punto de que, según el propio Elon, los usuarios han alcanzado un pico máximo histórico en Julio, incluso a pesar de haber eliminado miles de cuentas de bots.

A ver si lo correcto es ese espíritu del “move fast and break things”, y no el purismo sincronizado en el que nos auto-obligamos a movernos el resto. A ver si va a ser verdad que en realidad sólo somos nosotros los que le damos importancia a “esas cosas”, y en realidad a la gente le dan igual. Que sólo quieren que las cosas funcionen y «estén bonitas«, que la elasticidad al cambio, si eres capaz de no hacer caso a las quejas de los viejos del lugar, es mayor de la que creemos, especialmente si queremos crecer y capturar nuevos usuarios, y que la mayoría de cosas que hacemos la gente de marketing, la gente de branding, la gente de comunicación, en realidad son cosas que nos auto-justifican a nosotros mismos, nuestra importancia y nuestra relevancia, pero que en realidad ni somos tan importantes ni tan relevantes.

No sé, igual es que mi neurona está pidiendo desesperadamente descansar y ya no le da para más, pero es algo a lo que no le dejo de dar vueltas.

Maldito Elon.

Como al final tenga razón…

Paz!

L.

Más de mi en
Facebook Twitter Instagram LinkedIn

Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

¿Algo que decir? ¡No te cortes, deja un comentario!

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *