Crisis, ¿de ideas o de incentivos?

Todos estamos en crisis, lo que no tengo claro es crisis de qué.

No sé si es una crisis de ideas (todo está dicho/inventado), o de incentivos (para que lo vean cuatro, no me merece el esfuerzo), pero tengo la sensación de que estamos asistiendo a un cierto cambio de hábitos.

Al menos entre personas, no tanto entre marcas, que siguen dando vueltas en la rueda como hamsters, sin saber parar, pero tampoco avanzando.

Tengo la percepción – no lo he visto en un informe de una mega consultora americana, sorry, es sólo una percepción, así que puede estar MUY equivocado, pero para eso es mi blog, para compartir mis ideas y pensamientos, y ver si resuenan o rebotan – de que la presión por compartir, por publicar, por generar contenidos está enfilando la cuesta abajo.

Vamos, que ahora compartimos menos. Al menos en abierto.

Seguimos consumiendo mucho contenido, pero nos cuesta más generarlo. Las redes han pasado de ser un lugar de relación con personas a las que conocemos/seguimos, a ser un lugar de entretenimiento algorítmico, en el que son las plataformas las que nos sirven fast-food content, en el que lo de menos es quién lo ha generado. Ya no seguimos a personas, creadores o marcas, ahora consumimos lo que nos lancen, como focas en un zoo.

Haz un repaso de lo que has visto en las últimas horas. ¿Cuánto de lo que has consumido recuerdas, y cuánto de eso era de alguien a quien seguías? Es muy posible que recuerdes poco (el fast food content es también fast de olvidar), y que la mayoría lo hayas consumido en la pestaña del “para ti” en lugar de la de “siguiendo”, por lo que no tienes ni idea de quiénes eran sus creadores, ni por qué te han aparecido ahí. Pero te lo has tragado. Especialmente si consumes tiktoksreels, aunque también lo hago extensible a youtube, especialmente a los shorts.

Es una situación rara. Aún no sé si positiva. Y tampoco sé el impacto que tiene o va a tener (si mi percepción es correcta), para todos los que nos dedicamos al marketing y la comunicación.

¿Cómo debemos enfocar – si esta hipótesis tiene base – nuestra labor? ¿Cómo deberíamos afrontar la construcción de narrativas, la generación de contenidos, la definición de experiencias en un entorno así? Hasta ahora se trabajaba en varios planos. Por un lado la marca generaba sus propios contenidos, transitando las diferentes fases de una hipotética relación, cubriendo el arco completo. Se intentaba acompañar a los usuarios desde ese momento de descubrir la marca – y su oferta -, de entender su propuesta de valor y cómo ésta podía beneficiarle o resolver su dolor, establecer una posición de autoridad que generase confianza, y de ahí se intentaba resolver esa tensión llevándole a la decisión de compra. Intentando construir en ese recorrido una entidad reconocible y diferencial a la que llamábamos marca, a la que dotábamos de unos valores que la hacían atractiva para ese público al que se dirigía. Por otro lado, se aspiraba a que fueran los propios usuarios los que dieran visibilidad a esos valores, que compraran esa idea de comunidad, y se generara un orgullo de pertenencia, que les hacía lucir esa marca – y sus mensajes, valores y propuestas – en sus propios canales, físicos o virtuales, actuando de amplificadores, validando con ello la propia propuesta de la marca.

Ese enfoque estaba basado en 3 patas que parecen estar diluyéndose:

  • Alcance (idealmente orgánico),
  • Validación social (en forma de likes, comentarios y compartidos)
  • UGC (contenidos generados por los usuarios).

A día de hoy el alcance orgánico es tendente a cero, las tasas de interacción están bajo mínimos (consumimos pero no interactuamos), y el contenido se lanza a comunidades privadas o en formatos efímeros, e incluso en el mundo real parece haber una tendencia hacia el no-logo.

El reto está ahí.

El esfuerzo de creación se divide en dos vías. Por un lado cada vez cuesta más generar contenidos originales, reales, auténticos, que transmitan conocimientos, valores y personalidad, y por el otro cada vez cuesta menos generar contenidos “estandarizados” que contesten preguntas (genéricas o súper específicas, da igual) de los usuarios, gracias a la IA. Y el resultado de ambos va a tender a igualarse, haciendo que el esfuerzo de creación de contenido original cada vez compense menos, normalizándose la “mediocridad” (el good enough, que dirían los guiris), que a su vez alimentará futuros contenidos, generando en nuevo estándar. Eso es malo.

¿Cómo hacemos para seguir enamorando? ¿Cómo hacemos para que declaren su amor por nosotros gritándolo por las calles? ¿Qué hemos de hacer para ser los elegidos, para ser vistos como especiales, deseables y diferenciales en un mundo que tiende a la homogeneización?

Igual toca jugar a dos velocidades. Cañoneando a la masa y mimando a los de casa. Combinando la potencia de la tecnología, con la calidez de las experiencias en el mundo real y la comunicación cercana.

No sé lo que estará por venir, pero no nos vamos a aburrir, no.

Lo que tampoco sé es si estamos todos preparados.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

Comentarios

  1. ¡qué difícil todo! yo estoy con mi tienda de artesanía intentardo hacer cada día más vídeos míos ¿hago bien? pues no sé, pero creo que la única manera de crear una comunidad es estando al frente de ella, y liderando el proyecto de alguna manera. la marca personal está cada más vinculada a el negocio y a tu vida, y los negocios pequeños necesitamos esta marca personal para buscar apoyo cerca y crecer lejos

    1. No se trata de responder al «¿hago bien?», Yolanda, porque en todos estos años picando en esto de internet (y son muchos), he descubierto que esa pregunta no tiene respuesta «correcta». Lo importante es saber si a TI te sirve. Nada más. El resto, adornos.

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