Si estos días has ido a entrar a algún periódico o revista digital, te habrá sorprendido que ahora, en lugar del ya clásico aviso de cookies que la mayoría aceptaba sin leer, te salta otro con dos opciones.
- Seguir navegando con cookies, seguimiento y publicidad personalizada
- Pagar (al medio en cuestión, o a contentpass) y navegar sin cookies, sin seguimiento ni publicidad
O sea que ahora, nos quieren cobrar por rechazar las cookies. ¿Acción coordinada de los medios para que nos suscribamos a sus versiones de pago? No, simplemente están aplicando la nueva directiva de la Asociación Española de Protección de Datos, que había dado como fecha límite para la aplicación de sus últimas directrices el pasado 11 de Enero de 2024, por eso de repente los has empezado a ver.
¿Y a qué obligan esos cambios? Entre otras cosas, a que el botón de “Rechazar todas” (las cookies) esté a la misma altura y con el mismo que peso que el de “Aceptar todas”. Pero la norma introduce un pequeño matiz, al que se agarran todos los medios como a un clavo ardiendo:
- Puede haber supuestos en los que la no aceptación de la utilización de cookies impida el acceso al sitio web o la utilización total o parcial del servicio, siempre que se informe al usuario y se ofrezca por parte del editor una alternativa de acceso al servicio sin necesidad de aceptar el uso de cookies
- Esa alternativa “no tiene por qué ser gratuita”
Y por eso ahora la mayoría te ofrece – a la misma altura y tamaño – o aceptar o pagar.
Básicamente porque los medios de comunicación actuales en realidad son muros de publicidad que atraen al público a través de sus contenidos, y si no tienen la opción de meternos cookies, no pueden segmentarnos. Y si no nos pueden segmentar, sólo pueden vender publicidad “al peso”, no segmentada, y esa se paga más barata. Y los medios, sin publicidad, se van al carajo.
Es un misterio cuánta gente va a elegir pagar vs aceptar cookies, pero lo cierto es que cada vez es más transparente la navegación. Todos los actores van mostrando sus cartas, aunque sea por imposición legal, y ahora ya es decisión de cada uno. Meta (FB/IG/Whats) lanzó hace un par de meses su botón preguntándonos si aceptábamos cookies o pagábamos. Poca gente creo que se planteó pagar. Ahora es el turno de los medios digitales. Ya nadie se podrá quejar de que se le rastree y le aparezcan anuncios relacionados con su actividad en la red. Lo que está por ver es cuántos elegirán pagar para mantener su privacidad, y cuántos directamente elegirán no pagar… y tampoco entrar.
Si esto sirve para que los medios vuelvan a ser lo que fueron – fuentes de información verificada y contrastada, con firmas relevantes, en lugar de máquinas de clickbait, capaces de hacer una serie de artículos tan sólo cogiendo los últimos tiktoks, tweets o productos más vendidos de amazon -, bienvenido sea el cambio. De hecho, antes de la irrupción de internet y del cambio de modelo de negocio de los medios hacia la venta de publicidad, la prensa se compraba en el quiosco y nadie le discutía ni su valor ni su precio. Porque el periodismo, se valoraba.
Muchas veces he dicho aquí que los ciudadanos (y los usuarios de internet), votamos con la cartera. Tengo mucha curiosidad por saber cuál de los dos candidatos es el más votada. Doña Privacidad, o Don Dinero.
Aunque al final, sigo pensando que el problema no es tanto la cesión de datos, como el uso que se les da y quién los usa. Eso de ver un “compartir tu información con nuestros 1.834 socios”, lo siento pero no inspira confianza. Por lo que sea.
La otra lectura de todo esto es darnos cuenta de que los anuncios ya son OFICIALMENTE molestos y moneda de cambio. Paga y deja de verlos. Ojocuidao con la profesión.
Y nos quejábamos de la pérdida de valor del periodismo…
Paz!
L.
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