Los 4 tiempos (del profesional)

Hace unas semanas le leí a Carlos Molina en su email diario una clasificación de los 4 tiempos del profesional que me pareció muy acertada. Decía que existen 4 grandes bloques diferenciales de dedicación del tiempo en la vida de todo profesional:

  • El tiempo dedicado a la gestión (reuniones, llamadas, email…)
  • El tiempo dedicado a la ejecución (hacer lo que tienes que hacer)
  • El tiempo dedicado a la ideación (generar ideas, pensar…)
  • El tiempo dedicado a la inspiración (leer, escuchar, mirar…)

Lamentablemente cada vez veo más y más empresas (y profesionales) dedicando el 90-95% de su tiempo a las dos primeras y muy poco – o directamente nada – a las otras dos.

Y aún sabiendo que no existe una receta única para todas las personas, y que el reparto variará según la responsabilidad que tengas en el proyecto/marca, en cierto modo esto debería ser como la pirámide alimentaria o la de Maslow, y todos y cada uno de nosotros deberíamos reservar y proteger tiempo para pensar y buscar inspiración, me da igual en qué posición del organigrama te encuentres, una vez ejecutadas las tareas de las que somos directamente responsables, que suponen la base de esa pirámide.

Si la gestión se come tu día, y no eres un gestor (de equipos, de proyectos), algo está mal – en ti o en tu organización – y más pronto que tarde estarás fuera, porque sistemáticamente incumplirás plazos de ejecución de lo que sí son tus tareas, vivirás con la lengua fuera y metiendo más horas que un reloj. El camino más corto al burnout y los errores constantes.

Si la ejecución se come tu día, estás más cerca de un robot que de un profesional. Tienes muchos puntos de “sustituibilidad” en un futuro cercano. Más cercano de lo que piensas.

Si ni siquiera tienes tiempo en tu jornada de ejecutar y gestionar el 100% de tus tareas y responsabilidades, lo que está mal dimensionado es tu puesto o los procesos asociados a tu puesto.

Porque si no puedes dedicar tiempo a plantear hipótesis, dibujar escenarios, lanzar experimentos, buscar alternativas, mejorar procesos y sugerir o generar nuevas oportunidades, es imposible que lo que sea que hagas mejore. Como mucho, se mantendrá. Pero no sé por cuánto tiempo. Los de tu alrededor – no sólo tu competencia, también tus propios aliados y compañeros -, están cambiando constantemente. El “nada cambia, si nada cambia” de Kase.O en Renacimiento debería reescribirse: Nada avanza si nada cambia.

¿Cuántos experimentos tienes en marcha? ¿Cuántas hipótesis estás intentando validar? No hablo de cosas trascendentales, pueden ser cambios “menores”, como – si lo tuyo es el marketing y la comunicación digital, como probablemente sea si estás leyendo este blog – probar a publicar a horas distintas, lanzar contenidos diferentes de los habituales, modificar el tipo de anuncio o la audiencia a la que se lo muestras, la landing a la que mandas el tráfico, o probar a cambiar las horas/formatos/duración de tus reuniones, o la forma de gestionar tus tareas, y ver qué pasa. Si el resultado mejora al actual, aplícalo más veces. Si no, descártalo, vuelve atrás y prueba otra cosa.

James Clear divide las decisiones en 3 tipos: sombreros, cortes de pelo y tatuajes. Pruébate tantos sombreros como puedas, el coste de un error es cercano a cero. Hazte algún corte de pelo distinto – tú que puedes – de vez en cuando, si la cagas, en unos meses no quedará rastro. Y piénsate bien ese tattoo que ahora te atrae, no vaya a ser que en unos años lo que cuenta ya no te represente.

Y con este post no te estoy incitando a tatuarte, no te estoy hablando de cambiar el modelo de negocio cada 6 meses. Te estoy hablando de sombreros y cortes de pelo. De probar cosas reversibles.

No te limites a repetir curso, a apretar tornillos. Incluso ese trabajo, teóricamente rutinario, repetitivo y aburrido, es susceptible de ser mejorado. Que se lo digan a Toyota y su método Kaizen. Porque ese trabajo tiene cosas que sólamente ves tú desde tu posición de aprietatornillos.

Pero para verlas, hay que mirar.

Y pensar en cómo mejorarlas.

O alguien puede pensar que quizás no hacen falta tornillos.

Paz!

L.

PD.- Mis últimos “experimentos”, por si te sirve alguno:

  • Abrirme cuenta en Threads y no seguir a nadie para ver a quién me muestra el algoritmo
    • Mi muro actual es el equivalente digital a la comida basura.
    • No conozco a NADIE de los que me salen.
    • 0 ganas de pasar tiempo ahí.
  • Probar a meter temáticas distintas en el blog + crossover con QueridaMarca
    • Buena acogida (medido en mails de respuesta con comentarios positivos y de agradecimiento por tocar esos temas)
  • Dejar de publicar unos días/semanas para ver el impacto en alcances e interacción
    • Aquí y en QueridaMarca se mantienen tasas de apertura.
    • En Instagram no tiene excesivo impacto en mi caso (nunca he sido martillo pilón).
    • En twitter se reduce notablemente el alcance.
    • El linkedin desapareces directamente.
    • Todas las RRSS redoblan las notificaciones para intentar que vuelvas.
  • Jugar con los hashtags
    • En twitter y linkedin no tiene demasiado impacto (o no he dado con los adecuados)
    • En Instagram pueden suponer más del 50% del alcance.
  • Automatizar la medición de tiempos de dedicación x tarea/proyecto (notion+make+toggl), e incluir revisión/análisis en el post-mortem semanal.
    • Mejora de foco y productividad.
    • Mejora la estimación de tiempos a la hora de agendar/planificar tareas.
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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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