Si todo lo fías al dato gordo, si lo tuyo es contentar a todas las posibles audiencias, si tu mayor preocupación es no molestar a los “ofendibles” por encima de agradar a “los tuyos”, si pretendes quedar siempre bien, estar siempre “en la onda”, subirte a las (sucesivas) olas de las tendencias e integrarte en la corrección más absoluta, acabarás siendo un caso perfecto de blanding (vs branding, que sería lo correcto).
En un claro ejemplo de mediocridad.
“Mediocre is another word for average” (Seth Godin)
Tu esfuerzo debería ir en luchar por ser distinto, por ser reconocible, por ser tú. Por tener esencia, lucirla y defenderla. Déjale el camuflaje a los militares, a los cazadores y a los pescadores. Tú lo que quieres ser es el del chaleco naranja. Ese al que ves venir de lejos e, idealmente, reconoces y celebras que se acerque a ti. Que le ves, y se te pinta una sonrisa y se te abren los brazos para recibirle, porque te apetece pasar rato a su lado porque siempre te aporta algo.
Ejemplo de marcas blandas los hay a patadas. Casi más que de marcas-marcas. Es esa mezcla de miedo, falta de ideas y buenismo que impregna y jode todo ahora. Y no pienses sólo en marcas pequeñitas, porque le pasa a las más grandes también. El último ejemplo entre las grandes, el de Google con Gemini, que por intentar no ofender a nadie y ser políticamente correctos con su modelo de generación de imágenes con IA, acaban liando una peor y teniendo que pedir perdón y desactivar el servicio.
¿Dónde está la frontera? En el sentido común.
Ya, ya me sé la gracieta. Que es el menos común de los sentidos. Pero es lo que hay. En el mundo real tú no le caes bien a todo el mundo. Yo tampoco. Y no pasa nada. De hecho, es bueno y normal. Entonces, ¿por qué tu marca ha de ser bienvenida en todos sitios? ¿Por qué pretendes gustarle a todos, sean clientes o no? No sigas por ahí, es imposible. O al menos es imposible que te salga bien. La única forma de conseguirlo es siendo tan flexible, tan blanda, tan neutra… que no pintes nada.
Que en el fondo creo que es la verdadera razón por la que se hacen estas cosas. Porque quienes están detrás de la marca también tienen miedo de cagarla y acabar fuera.
Por eso el mundo es cada vez más mediocre.
Paz!
L.
PD.- Como dice Diésel en su última campaña (que compartía Ivan el otro día en LinkedIn), Smart has the plan, stupid have the stories. A veces, viene bien hacer menos planes y ser un poco más stupid. Tendrás más historias que contar.
PD2.- Y si no me crees a mí, hazle caso a Iris Apfel (falleció el viernes, a los 102 años. D.E.P.), claro ejemplo en eso de “ser ella misma”.
No estoy seguro. Seguramente te estoy malinterpretando, pero pienso que ahora para diferenciarse la gente se polariza, y pasa al extremo. Y a nivel personal estoy cada vez más harto de los extremos (y no creo que sea el único), de la polirarización, de sólo serás guay si me sigues a mí que soy lo más, de estás conmigo o en contra,etc. Y creo que simplemente es oportunismo.
En tu ejemplo, Iris Apfel o Coco Chanel fueron personas con una trayectoria profesional de años años de picar piedra y remarcar esa diferencia.
Creo más en la colaboración, en construyamos todos juntos algo grande,… No sé tal vez sea buenismo, pero estoy cansado de escuchar sandeces, banalidades y críticas destructivas…
Saludos
Entiendo perfectamente lo que dices, Paco, y está claro que si eso es lo que se interpreta del texto, no me he sabido explicar.
No hablo de polarizarnos, hablo de no sucumbir a las modas por las modas, de ser nosotros mismos sin forzar temáticas, formas o formatos. De hecho, hasta lo de los extremos podríamos decir que ahora es moda. Cuántos Llados de Hacendado tenemos ahora en redes? Faaaack! Qué aburrimiento…
Ojalá más Iris Apfels y Cocos, aunque eso es improbable que ocurra. Pero a nuestro nivel, todos tenemos puntos de diferenciación, que creo que deberíamos potenciar, no enmascarar. A eso me refería.