Es curioso lo fácil que nos perdemos. La rápido que despistamos nuestra atención hacia lo que más nos entretiene o menos resistencia genera. Que curiosamente no suele ser lo “adecuado”.
Y eso aplica tanto a lo personal como a lo profesional.
En lo personal, a veces la vida te da una bofetada, en carne propia o cercana, que te hace abrir los ojos y mover la brújula, reordenar o incluso reescribir la lista de tareas, y eliminar tonterías de golpe.
En lo profesional cuesta más que pase. Y no vendría mal algún susto de vez en cuando.
Demasiadas veces veo a profesionales haciendo fantásticamente bien, cosas que no aportan demasiado. Y además les veo contentos y orgullosos por el trabajo realizado. Un muro de instagram estéticamente impecable, un blog con todas sus etiquetas bien puestas con colores, una web con unas animaciones que ni la de apple, o un envío de invitaciones a noséqué ultracuquis. Todo fachada, cero cimiento. Pero es que les mola y se les da bien, así que el resto de tareas se van quedando atrasadas o incluso olvidadas.
Si una marca es lo que dicen de ella cuando sus responsables no están delante, el trabajo de quienes estamos detrás de las marcas es sembrar, en la mente de quienes queremos enamorar, una historia, una narrativa, un posicionamiento. Porque somos las historias que sembramos en las mentes de aquellos a quienes queremos enamorar. Y nosotros, los jardineros de esas historias.
Así que antes de ponerte a pintar colorines, montar tinglados o diseñar cosas, escribe esa historia que quieres sembrar. Y si no sabes, pide ayuda. Redáctala, defínela, delimítala, justifícala, y apuntálala en valores y principios. Y después empápate de ella para que todo lo que hagas – tú y los tuyos, en nombre de esa marca – destile el mismo aroma. Porque tu marca será el rastro que deje al hacerla pasar por delante de ojos, orejas, narices o bocas de la gente.
Ese debería ser tu semáforo en la toma de decisiones diaria. ¿Eso que te vas a poner a hacer a continuación contribuye a dibujar esa historia que has definido? ¿Servirá para anclar ese recuerdo y reforzarlo en la mente de quien te interesa? Si es que sí, a tope con ello, pero si es que no, muévelo o sácalo de tu lista. Y si no tienes control sobre tu lista, comparte tus dudas con quien sea que lo tenga y explícale tus razones.
Porque prioridad, según la RAE, quiere decir “anterioridad de algo respecto de otra cosa, en tiempo o en orden”, así que lo que tenga prioridad, has de hacerlo antes que el resto.
Y si no sabes qué tiene prioridad y qué no, esa es tu primera prioridad.
Saberlo.
Y cuando lo sepas, darle prioridad.
Paz!
L.
PD.- Así, por reforzar esta idea, no es algo que te pase sólo a ti, los grandes también están perdiendo el norte. Pero tú, ¿cuánto de lo que publicas es relleno?. Necesitamos menos contenidos y más contextos. Por eso, huye de la media, porque estamos cansados y saturados, y es que realmente, para seguir así, casi que te diría que pensaras en dejar de crear contenido.
me encanta esta reflexión sobre la marca,…anclar en el recuerdo de la gente ……que fácil y difícil.