Todo cambia. ¿O nada cambia?

Leía el otro día un artículo que decía que la Generación Z (gente nacida entre 1997 y el 2009) ya no usa Google ni utiliza el término como un verbo. El “googlealo” que por lo visto ya sólo decimos los GenX (nacidos entre el 65 y el 81).

Los chavales ahora “lo tiktokean”.

O algo así.

Si no entiendes bien de qué va esto, te parecerá una chorrada, pero el cambio es mayúsculo. O igual el cambio no, pero el impacto sí. Me explico.

Para los que ya peinamos canas, Google lleva muchos años siendo la fuente de la verdad. El lugar donde iniciar cualquier proceso de navegación. La gente incluso ponía (¿pone?) el nombre de una web en la caja de búsqueda de Google para ir a esa web, en lugar de escribir directamente www.nombredelaweb.com en la barra del navegador. Porque era más cómodo poner sólo “nombredelaweb” en Google y hacer click en el resultado. Y hasta hace un tiempo funcionaba.

Pero Google, como casi todos los servicios digitales actuales, se prostituyó hace tiempo. Dejó de cumplir su propósito de “ordenar la web” para preocuparse más en “exprimir su propio beneficio”, que supongo que será algo más atractivo para sus accionistas. Y al usuario que le den.

La consecuencia de eso es que ahora mismo las páginas de resultados se parecen más a un campo de batalla de la guerra de Vietnam que a una lista de enlaces ordenados por su relevancia o interés. Ahora cualquier enlace es una mina en potencia, y si la pisas, puedes acabar en un anuncio, en un artículo que habla de cualquier cosa menos de lo que dice su titulo, en un conjunto de párrafos genéricos generados por IA al peso, con menos profundidad que una piscina infantil, o vayaustedasaberdónde. Pero es que sus autores han pagado a Google por estar ahí, o han conseguido hacer creer al algoritmo de turno mediante trucos de SEO que tenían que aparecer ahí. Y a Google ya le parece bien.

O algo así.

Y como consecuencia, el “buen contenido” orgánico queda sepultado y/o mezclado con mierda, y a los Z les da pereza rebuscar. Normal.

Ahora prefieren verse un video de @DesconocidoRandom347.

Eso hace que todo el trabajo que algunas webs llevan haciendo durante años, de generar contenidos, etiquetas, conseguir enlaces etc, etc, dejan de generar resultados.

Porque las nuevas generaciones han dejado de mirar “las páginas amarillas.

Y es que ahora mismo creo que la frontera más difícil de cruzar para muchas marcas y proyectos es la del descubrimiento. Que la gente sepa que existen. Que su público objetivo los descubra. Que sean al menos una opción a valorar.

Antes el criterio principal para “aparecer” era la relevancia. Que muchos sitios web te enlazaran hablando de un tema, hacía que Google te considerara una fuente de referencia de esa temática y te incluyera en los resultados. Ahora la relevancia puede dártela que uses una canción de tendencia o que tu baile se haga viral, que son dos cosas que no tienen ninguna relación con tu producto o servicio, o que alguien con “autoridad”, por la razón que sea, te recomiende o diga que usa tu producto o servicio.

¿Signo de que han cambiado las normas de internet, o de que hemos cambiado como sociedad?

¿O será simplemente que todo sigue siendo exactamente igual que antes, pero ocurre en otro sitio?

Porque ya en 1999 el Manifiesto Cluetrain decía que “los mercados son conversaciones”, te acuerdas?

Si no te acuerdas, quizás es que eres demasiado joven.

Pues lo siento porque no he encontrado nada al respecto en tiktok.

De las páginas amarillas, sí, por si tampoco sabes lo que eran.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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