Hay acciones que, si no las acompañas de algo más, son una pérdida de tiempo.
Soplar hojas es una de ellas.
Cada vez que veo a alguien con un cacharro de esos, se me llevan los demonios.
Aparte del ruido que hacen (por algo llevan cascos quienes los usan…), si no se usan para amontonar la mierda en un rincón, y RECOGERLA DESPUÉS para tirarla al contenedor, no hacen más que mover la mierda de sitio. Mierda que, en cuanto se vayan, volverá a ser arrastrada por el viento a la ubicación anterior, obviamente.
Al excel de objetivos del año le pasa parecido.
Si luego no lo descompones en acciones, LAS EJECUTAS Y HACES SEGUIMIENTO, no es más que mover hojas de sitio y dejar que el viento las lleve donde quiera una vez terminada la reunión de presentación de objetivos.
Porque las cosas no ocurren mágicamente.
Necesitan que las empujemos en la dirección que hayamos definido.
Paso a paso. Acción a acción.
Con una idea clara de qué queremos hacer e, idealmente, un por qué.
No se trata de crear ni una tabla de números, ni una lista de tareas. Se trata de identificar dónde queremos llegar, qué tendríamos que hacer para lograrlo, y entonces descomponerlo en acciones, a las que asignar responsable, presupuesto, fecha y dependencias.
Y definir las consecuencias de su no cumplimiento, claro. Skin in the game, que diría el bueno de Taleb.
Si no lo hacemos así, repetiremos – o volveremos a suspender – curso, porque es lo fácil.
Lo cómodo.
Lo natural.
Lo que sale sólo, empujado por la inercia, la costumbre y las cientos de peticiones de otros que nos llegarán en cuanto nos pongamos manos a la obra. Peticiones que no siempre nos llevarán a nuestro destino elegido, sino más bien al de quien las lanza, y a las que si no decimos NO, nos harán perder el tiempo.
Por eso es importante el entender qué proyectos vamos a activar en los próximos meses, y qué objetivos esperamos alcanzar con ellos. No sólo a nivel de marca/empresa, sino también a nivel de las personas que los van a tener que ejecutar. El propósito, bajado al día a día.
¿Por qué los activamos? ¿Qué resultado esperamos de ellos? ¿Por qué hacemos eso y no otra cosa? ¿Cómo podemos medir si estamos avanzando en la dirección adecuada?
Un excel lo aguanta todo.
Pero tú, tu marca o tu equipo, puede que no lo aguanten o que no se vean interpelados.
¿Qué vas a hacer para llegar a esa cifra inventada?
Porque sí, si no la descompones en acciones con resultados estimados, y te dotas de los recursos necesarios para llevarlos a cabo, te la estás inventando.
¿Por qué esa y no otra un 10% mayor? O un 10% menor, qué sé yo.
Dale una pensada, que aún estás a tiempo de empezar el año con buen pie. O al menos, de poner orden y sentido a aquello bajo tu control. Luego ya vendrá la vida, la competencia, el mercado o quien sea, y te lo pondrá todo patas arriba. Que al menos hasta ese momento, hayas avanzado según lo definido.
Paz!
L.
PD.- Sí, sé que existen sopladores de hojas eléctricos. Lo único en lo que mejoran a los de gasolina es en que hacen menos ruido. Pero son igual de inútiles si sólo se usan para mover la mierda de sitio.
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