Auténtico… por obligación.

El contenido que mejor funciona es el contenido auténtico, el “real”, el que se nota que no está hecho por obligación, el que nace “de dentro”.

Pero a su vez, para que el contenido funcione, tenemos que ser constantes, publicar con frecuencia, ajustarnos a unos formatos, contentar a un algoritmo.

¿En qué quedamos?

¿Autenticidad u obligación?

¿Se puede ser auténtico cuando algo ha de hacerse por obligación?

La verdad es que es una pregunta trampa, porque la respuesta debería ser un “más te vale”.

Pero no es tan fácil.

Es sencillo y natural ser auténtico cuando algo se hace por motivación personal, pero no lo es tanto cuando se trata de algo por cuenta de terceros, en nombre de una marca, o simplemente cuando tiene una finalidad comercial.

Y a su vez hay muchas personas a las que no les resulta ni sencillo ni natural el ser auténticos – ni por cuenta propia ni de terceros -, y no saben expresarse ante un folio en blanco, una cámara o un micrófono. Paradójicamente, a esas personas les vendría muy bien crear contenido por obligación, hasta que les resulte natural.

Entonces, ¿en qué quedamos?

En que de tanto mezclar conceptos, al final la mezcla nos sabe a culo.

Porque la humanización de muchas marcas sigue sonando robotizada, y la “brandización” de muchas personas, en busca de la tan ansiada “marca personal”, deshumaniza a las personas.

La realidad es que acaba sonando auténtico quien de verdad lo es. El propietario de una pequeña carnicería que cuenta en su instagram el género que le acaba de entrar como si se lo estuviera contando a los vecinos de su barrio, la dueña de una tienda de ropa que presenta los looks de la temporada como si lo estuviera contando a sus amigas, los chavales que lanzan su propia marca y van compartiendo el recorrido, y 4 más. Todos ellos con un ingrediente común: la pasión

Ni el calendario ni el formato ni el canal, la pasión por lo que hacen, la naturalidad y la espontaneidad. A las que si les pones un poco de profesionalidad, un algo de planificación, una pequeña inversión en recursos y materiales, y otra pequeña en difusión, les dan la gasolina para romper paredes.

Si ese no es tu caso, sólo te queda una opción. Actúa como si lo fueras. Actúa, sí. Finge. Piensa en todo esto como un gran teatro y actúa para tu público. Compórtate como esperan de ti, habla como quieren que hablas, gesticula, redacta, locuta desde el escenario.

Que si tu trabajo es crear contenido por obligación, que al menos proyecte pasión.

Aunque sea de palo.

Pero que sea creíble.

Ese es el reto.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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