Casi todos los cimientos del marketing digital están temblando, cuando no directamente derruidos. Muchos de los pilares clásicos ya están superados o han dejado de existir. Y los que quedan se parecen a lo que eran como una castaña a un huevo.
El alcance orgánico ya no se basa en seguidores sino en el contenido filtrado y servido por algoritmos a usuarios que quizás nunca hayan oido de ti. El funnel ya se ha reconstruido 17 veces y cada vez es más líquido. Las interacciones son cada vez menores y su autoría cada vez más dudosa, gracias a las IAs y los agentes. Y los costes de adquisición vía ads cada vez más caros.
Vaya panorama, no?
Y sin embargo aquí seguimos.
Para acabar de redondear la película, los imperios, al estar construidos con estas bases, son cada vez más de barro.
Que se lo digan a Lola Lolita, que tras su aparición en uno de los videos de “21 días” del gran Nil Ojeda (y cagarla rotundamente con su actitud), ha perdido 50k seguidores en Instagram en 3 días y 135k en TikTok. ¿Los recuperará? ¿Se notará bajonazo en el LolaLolitaLand? No lo sabemos, pero de momento el golpe está ahí. Ahora queda por ver si alguna de las marcas con las que tiene campaña se significa o no, y sobre todo cuál es la primera que le reactiva, para ver la reacción del fandom, que por ahora le sigue apedreando.
Porque por mucho que cambie el marketing digital, los principios básicos siguen ahí.
- Tu producto o servicio tiene que ser reconocible. Tiene que “ser marca”
- Tiene que responder a las necesidades o deseos de un número suficiente de personas. Tiene que tener audiencia.
- Tu producto tiene que pasar por delante de los ojos de su público objetivo. Tienes que tener alcance.
- La gente que lo ve, tiene que estar interesada, o al menos tener ese “dolor” que tu producto o servicio resuelve. Tienes que ser relevante.
- Tu marca tiene que inspirar confianza si quieres que den el siguiente paso.
El alcance por el alcance – la viralidad – por mucho que la gente la busque desesperadamente como si fuera el santo grial, puede llegar a no significar nada, o incluso crear problemas, si lo que muestra es una cara de nuestra marca distinta de aquella gracias a la cual hemos construido audiencia. Que se lo digan otra vez a Lola. 2.5M de views tiene el video de la polémica, más otro 1.1M del “video disculpa” que le hizo Nil en su canal al día siguiente, en el que ella acabó echando la culpa a la gente por no entenderle, más otros 7.5M del TikTok pidiendo disculpas que subió ella misma a su canal. Y en todos ellos con comentarios súper negativos, que además en algunos casos responde con bastante soberbia.
La Cara B de la viralidad.
Estás seguro de que quieres ser viral?
Igual sería mejor que fueras relevante, y generaras confianza. Y que además fueras consistente en todas tus apariciones en los distintos puntos de contacto que tengas con tu audiencia.
Salvo que lo que busques sean comentarios y reacciones, claro.
En ese caso, ya sabes lo que puedes hacer.
Cualquier cosa que genere rechazo.
Cuanto más extravagante, cantosa y escandalosa mejor.
Pero luego no te quejes de “lo que viene después…”
Porque la viralidad es como el fuego: calienta rápido, pero también puede quemarte vivo.
Paz!
L.
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