Hablando con desconocidos. Las Redes Sociales en 2023

La imagen que puedes ver aquí abajo es un montaje con los datos de alcance (número de cuentas a las que se les ha enseñado el contenido) e impresiones (número de veces que estos contenidos «se han visto») de mis 6 últimas publicaciones en Instagram, donde en estos momentos tengo 4.354 seguidores (una cifra que podríamos calificar de bastante discreta).

De los datos destacaría 5 cosas:

  • En 4 de ellas el alcance total supera mi número de seguidores.
  • De esa cifra de alcance, mis seguidores suponen entre un 23 y un 34% en el mejor de los casos.
  • Los hashtags generan entre el 51 y el 70% de las impresiones.
  • El ratio Impresiones/Alcance está entre el 1.06 y el 1.13, confirmando eso de que no hay 2ª ocasión para dar 1ª impresión.
  • Ni los reels ni las stories llegan a esas cifras de alcance o impresiones.

Todos ellos, datos que parecen ir en contra del sentir general respecto a la plataforma, y siendo mi forma de gestionar la cuenta también contraria a las recomendaciones habituales de guruses y «entendidos» (publico en el muro una vez por semana, si es que hago algo que merezca la pena, siempre de lo mismo – nieve en invierno – y uso los mismos hashtags en todas las fotos).

Ya decía hace unas semanas que las redes sociales están evolucionando del Social Media al Entretenimiento Virtual, y que estamos dejando de relacionarnos con nuestros seguidores y de crear comunidades cerradas, para pasar a un entorno en el que hablar con el público en general, que viene a buscar a las redes entretenimiento más que relación, y datos así, aunque sean personales y no un estudio con relevancia estadística, parecen confirmarlo. También me tranquiliza mucho escuchar a Icaro Moyano decir algo muy similar en el (muy recomendable) podcast «Su Atención, por favor», de Roger Casas-Alatriste.

Y esta transición/evolución es algo a lo que le deberías prestar atención si trabajas en algo que tenga alguna relación con el marketing, la comunicación, la creación de marcas, la construcción de comunidades o la generación de contenidos. Porque el impacto es muy importante. Porque estamos dejando de hablar «con los nuestros«, para hacerlo con desconocidos.

Desconocidos que no llegan a nosotros porque nos hayan buscado, sino porque tienen – o eso consideran las plataformas – intereses afines a los nuestros. Intereses que pueden ser implícitos (basados en el etiquetado que nos aplica la plataforma en base a nuestros contenidos) o explícitos (en base a los textos, descriptores y hashtags que nosotros mismos usamos). Y eso quiere decir que es muy posible que no nos conozcan previamente ni sepan nada de nosotros. Para lo bueno y para lo malo.

Ya solo eso supone un cambio de registro.

A partir de ahí, tenemos que pensar en la imagen que estamos trasladando a quien dé el siguiente paso, el de hacer click en nuestro nombre o imagen de perfil. ¿Qué va a ver? ¿Somos dispersos o podemos darle más de eso que le ha gustado? ¿Tenemos una voz única, constante y coherente con la de ese contenido que le ha interesado o somos cambiantes porque estamos intentando conquistar a 17 audiencias distintas? ¿Cómo son y cómo se comportan el resto de usuarios que conforman ese espacio? Usuarios que, por norma general, serán tus seguidores «de siempre» (o quizás debería decir «de antes«), porque el resto conforman una mayoría silenciosa que observa tras el anonimato y no interactúa ni deja rastro, y rara vez da al botón de follow, porque el algoritmo ya se encarga de llevarles contenido que les interesa. ¿Tenemos previsto – y accesible – un «siguiente nivel» donde profundizar? Una web, un descargable, una conversación privada, algo. Y todo eso sin ser repetitivos o absurdos para quienes sí que participan, aunque «solo» supongan un 25% de la audiencia de eso que hacemos.

Y ahora multiplica eso por los distintos canales donde quieres/tienes que estar presente, cada uno con su casuística, sus momentos de consumo, su lenguaje, tono y normas no escritas. Donde además se pueden construir silos no comunicantes en muchas ocasiones (estoy convencido de que una mayoría de la gente que me sigue o ha visto un contenido mío en Instagram no sabe a qué me dedico profesionalmente, igual que mucha gente de la que lee este blog, por ejemplo, es muy posible que no sepa que si pudiera me pasaría el invierno esquiando, o que este verano me ha dado por las carreras de montaña, dos cosas que en IG están bastante claras).

Una cosa has de tener clara después de todo esto que te estoy contando. Lo que venía funcionando hasta ahora, es muy posible que no vaya a funcionar en 2023. Y casi seguro que no lo hará en 2024. Igual que ya no puedes depender de Facebook e Instagram ads para construir audiencias y generar tráfico, tampoco puedes seguir generando contenido como hasta ahora y pensar que va a funcionar.

¿Estás al tanto, o te estás dando un baño caliente en un agua que en cualquier momento puede romper a hervir?

Disfruta de las burbujas, ranita.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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