Huye de los algoritmos (o al menos, edúcalos)

La forma de funcionar de los algoritmos actuales de selección de contenidos puede hacer que confundamos la parte por el todo muy fácilmente. Que confundamos lo que vemos en nuestros teléfonos con “la realidad”. Que pensemos que lo que nosotros vemos, es lo que ve todo el mundo.

Y eso no es así desde hace muchos años.

Cada página de resultados, cada feed de red social, es distinto y personalizado para cada persona. Entre ellos habrá elementos comunes (los trending topics, los contenidos virales, que son aquellos con los que mucha gente está reaccionando en ese momento), pero luego cada feed se complementa con los contenidos que el proveedor (la red social de turno, google o quien sea) considera que más se ajustan, no a nuestros gustos, sino a nuestro histórico de interacciones y el de nuestro círculo.

Y ese es un punto importante a resaltar.

Cada vez es más importante que los contenidos que se lanzan, más allá de gustar o no gustar, generen reacciones. Que muevan a quien lo consuma a hacer algo con ellos. A darle un like, a comentarlo, a criticarlo, a compartirlo o a lo que sea, pero que haga algo con ello.

Esa interacción es su gasolina.

La señal que el algoritmo está esperando para enseñárselo a más gente.

Y así lo hará, hasta que deje de generar interacción.

Y a ti te servirá más contenidos similares a esos. Sin importar si te han gustado y has alabado el gusto a su autor, o si te ha sacado de tus casillas y te has ciscado en las muelas de los muertos de ese mismo autor.

Por eso mismo los contenidos que más alcance tienen, lamentablemente, son los más extremos, los más polémicos, los que más tensión generan.

En base a eso, dos lecciones:

  1. Si eres una marca, asegúrate de que lo que publicas intenta generar una reacción. Ten una opinión, una postura, un territorio, una posición y exponla. Una publicación plana caerá a plomo. Una que genere identificación – y acción – entre el público al que quieres enamorar, flotará encima de la espuma. Y si eso genera rechazo entre el resto del público, ese rechazo no resta, suma, por extraño que parezca (o por miedo que te de). Sirve para reafirmar tu posicionamiento y hacerlo más visible, aunque sea por oposición de audiencias.
  2. Si eres una persona, NO interactúes con el contenido que no te gusta. No lo critiques, no lo comentes, no lo compartas como ejemplo de cosa a evitar, no hagas nada con él. Ignóralo. O incluso mejor, indícale a la red donde lo has visto que no te interesa. En todas ellas tienes formas de hacerlo. Los 3 puntos de la esquina superior derecha de la publicación seguro que tienen una opción de “no me gusta este contenido” o “quiero ver menos contenidos como este”. Incluso los anuncios lo tienen. Usala. Haz click y dile al algoritmo que no te gusta eso. Edúcale. Dale instrucciones. Pero no hagas nada más. No te indignes (en público), no te sientas obligado a decirle al mundo cuánto te molesta eso, no comentes. Porque cualquier acción que hagas le estará diciendo al algoritmo “ñam, ñam, qué rico, dame más de esto”. Y puedes estar seguro de que te lo dará. Ignorar (y denunciar/bloquear si procede) lo que no te gusta es la mejor forma de invisibilizar.

Lo otra opción, posiblemente la más inteligente, es dejar de ser vagos, dejar de depender de algoritmos e ir directamente a la fuente de la que te gusta beber (u ofrecer el acceso a tu fuente si eres una marca, para construir tu propia BBDD y relacionarte con tu público sin intermediarios).

Si algo te gusta, suscríbete, lee esos contenidos directamente en tu email, resucita tu lector de feeds RSS, crea listas en tu red social favorita y vuelve a ser tú quien defina tu dieta de contenidos en un % lo más elevado posible.

De rebote, estarás eliminando la presión a los autores y marcas que te gustan de generar titulares absurdos, polémicos, “clickbaiticos”, con fotos descontextualizadas pero llamativas, para conseguir tu click.

Y usa los algoritmos a tu favor, como vía de descubrimiento de nuevas fuentes, no como creadores de la “realidad” a través de la que miras el mundo.

Porque no lo son.

Lo que te muestran son solo reflejos de tus filias y fobias.

No les des tanto poder.

Paz!

L.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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