¿Qué hueco nos deja a los humanos la inteligencia artificial?

Tercera semana seguida (1, 2) que sigo dándole vueltas a todo esto de la inteligencia artificial, lo sé, pero es que no me lo puedo sacar de la cabeza.

Haber podido juguetear con los últimos lanzamientos (Dall-e, ChatGPT y alguna cosilla más) me ha hecho abrir los ojos mucho más que los cientos o miles de artículos y ejemplos que ya existían previamente sobre el impacto de las inteligencias artificiales generativas, el machine learning, modelos de lenguaje, text miningdata science y demás maravillas que estos días estoy experimentando. Siento que estamos ante algo que realmente va a cambiar muchos más aspectos de nuestras vidas de las que podemos anticipar, y eso me produce una mezcla extraña de ilusión y miedo.

Ilusión porque creo que de verdad va a ser una ola que debemos aprender a surfear, miedo porque como no rememos fuerte nos pasa por encima y nos va a pegar un revolcón que nos va a sacar el aire.

Por eso me resulta ilusionante el buscar ejemplos, descubrir aplicaciones, jugar con desarrollos que se están lanzando (a miles) estos días y con todo eso imaginar futuros posibles. ¡Si hasta me estoy planteando lanzarme a crear un podcast “egoista” en el que poder conversar con gente metida en estos temas para aprender, profundizar y encontrar respuestas que nos ayuden a entender ese futuro que se nos viene encima!

Y entre tantos descubrimientos y momentos WOW, me queda ese poso de duda, de pensar cómo va a afectar esto al mundo que hasta ahora me está pagando las facturas y en el que disfruto haciendo, el mundo de las empresas, de la comunicación, del marketing y de las marcas. El mundo al que, presumiblemente, tú también perteneces. Porque le va a impactar. Mucho.

De entrada, tengo la sensación de que el mundo de las ideas, los conceptos y la planificación va a recuperar importancia. Eso de que “las ideas no valen nada, lo que vale es la ejecución” igual tendremos que ponerlo en cuarentena. Al menos en algunas áreas.

Porque de golpe y porrazo es mucho más importante saber qué preguntar (qué datos, qué enfoque, qué comparativa), que la propia elaboración de la respuesta a esa pregunta. Es como si la parte central (la del deep dive, la de compilar, desmenuzar, comprender, resumir, presentar) perdiera importancia, y de golpe y porrazo el peso se repartiera entre la parte inicial (la de conceptualizar) y la final (la de refinar). Porque el trabajo del medio lo van a hacer estas inteligencias artificiales.

Esto será así en muchas áreas. Así a bote pronto, por ejemplo, en la elaboración de estudios de mercado, análisis de competencia, propuestas de namings, diseño gráfico, fotografía, vídeo, redacción de todo tipo de textos, programación, locución… no sé, son tantas áreas que no tiene sentido casi ni listarlas.

Pero sigo viendo mucho espacio para la intervención humana. No veo solo destrucción, veo evolución. Igual que habrá áreas actuales que van a ser arrolladas (call centers, redactores, programación…) veo también en esas mismas áreas cómo se van a generar nuevas tareas donde el toque humano seguirá siendo diferencial. Tanto en el entrenamiento de las inteligencias como en la aplicación/refinación del output que dé esa inteligencia. Que por ahora no siempre es tan inteligente. Por no hablar de las nuevas áreas de trabajo que todo esto va a generar, desde la ética de las máquinas, hasta nuevas disciplinas legislativas, de derechos de autor, propiedad intelectual y similares que ya están en efervescencia.

Y lo más increíble es que solo estamos viéndole asomar la patita a la IA. Recordemos que el ahora omnipresente ChatGPT ni siquiera está conectado a internet y solo está alimentado con información hasta Septiembre de 2021. Ahora imagina cómo multiplicaría su relevancia y exactitud si estuviera enchufado a internet, bebiendo de nuevas fuentes en tiempo real. Y GPT4 está a la vuelta de la esquina, y se espera aporte una mejora sustancial tanto por los párametros que manejará (se habla de 1Trillón de parámetros, frente a los 175B del modelo actual) como por su aprendizaje (se dice que podría estar alimentado con 10T de tokens, multiplicando x 33 la cifra del modelo actual)

Eso sí, por el camino van a surgir (ya están surgiendo) decenas de miles de oportunistas. Tantos o más que oportunidades. De momento, ya se pueden encontrar innumerables aplicaciones tirando de la API de GPT3 para crear apps especializadas, verticalizadas y de nicho. O al menos sus landing pages explicativas con formulario de captación de email. Algunas se convertirán en unicornios, otras no pasarán de la fase de capullo.

Y ya están surgiendo “expertos” en #GenAI predicando en twitter y linkedin. Expertos que no habían oído hablar del tema hace 1 mes, sobra decirlo, por eso las comillas.

Vienen tiempos interesantes, de eso no hay duda.

Está por ver dónde nos llevan.

Y quiénes quedamos en pie cuando baje la marea.

Abróchense los cinturones.

Paz!

L.

PD.- Otra de las derivadas que anticipo a esta marejada es que las experiencias físicas en el MundoReal™️ (desde salir a correr por la montaña hasta ir a una charla presencial o comprar en una tienda o mercadillo) van a recuperar su valor x1.000. Porque serán las únicas de las que nos podremos fiar de ser “de verdad”. Si es que ese concepto sigue teniendo algún valor en el futuro, que quiero pensar que sí. O eso deseo y confío.

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Lucas

Mi nombre es Lucas. Generación del 71. Soy Harlysta, esquiador y eMTBiker. Trabajando en el mundo del Marketing y la Comunicación desde 1994. Por cuenta propia desde 2006, ayudando a las marcas a (re)conectar con sus clientes. Y eso suele incluir repensar mensajes, beneficios, textos, estrategia de marca, canales, audiencias y formas de contarlo. Con un gran peso de todo lo digital, como es natural en estos tiempos.

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