No creo que descubra el santo grial si digo ésto: las redes sociales – como los mercados – están formadas por personas.
Por lo tanto, en ellas, y entre ellas, se pueden dar dos situaciónes: la adoración (si eres Apple, Harley-Davidson o Coca-Cola, por poner ejemplos clásicos) y la relación (si eres de los que no juegas en la liga anterior y tienes la suerte de destripar ese resbaladizo concepto del engagement). Obviamente, el mundo no es blanco o negro, por lo que existen muchos matices de gris, que en el caso que nos ocupa incluyen el desprecio, el odio, la invisibilidad o similares estados, todos ellos, digamos, no deseados.
Los casos clásicos de pymes locales que seguro que alguna vez has oído como ejemplo si asistes a charlas o congresos en esto del Social Media en España – ya sabes, los Bere Casillas, La Jamonería, Jumosol, Taxioviedo, Sargantana… – tienen, en TODOS los casos, un elemento común: la dimensión humana. Obviamente TODOS ellos tienen un producto de primera, eso va por delante, pero es que, además, son capaces de transmitir, de implicarse, de participar, de experimentar y de hacernos vivir su pasión por lo que hacen. Sus profesiones podrían ser anodinas – un sastre, un restaurante, una empresa de productos agrícolas, un taxista… -, pero saben dotarle de algo especial. Saben humanizar su proyecto, y con ello, acercarlo a nosotros.
En estos casos, la estrategia puede llegar a ocupar un lugar menos relevante, o quizás menos aparente, pero eso no quiere decir que no exista. Puede ser algo más parecido a «fluir de forma natural«, básicamente porque son ellos mismos quienes dirigen y gestionan (y sudan!!) su propio negocio, por lo que no tienen que transmitir nada a un equipo de «actualizadores de estados«. Además, todos ellos han sabido encontrar su «especia«, aquella que hace que su guiso tengo un sabor especial, reconocible y asociado a ellos, aunque utilicen los mismos ingredientes que sus enemigos.
¿Y tú? ¿Has encontrado ya tu especia? ¿Sabes ya qué te hace especial? Esa debería ser tu primera tarea pendiente si quieres hacer algo en este medio. Una vez que la tengas, ven y cuéntalo!! Eso si, recuerda que un buen plato suele requerir que el cocinero esté cerca, vigilando el «chup-chup» y probando el guiso continuamente para ajustar el punto de sal…
Lo otro se llama catering, que está guay para fiestas y eventos (aka promos y lanzamientos), pero quizás no tanto para comer a diario.
Paz !
Algunos necesitamos antes un guiso, jeje 😉
Como profesional no soy nada del otro mundo. No es falsa modestia, es que hay un montón de gente tan buena como yo y hay muchos otros mejores. Trabajadora, honesta, fuerte, (yo me veo además lista y guapa, pero entiendo que eso es discutible).
Creo firmemente que la «especia» que comentas, es TAN importante, que me fui a buscarla fuera porque en mi y en mi entorno, no la encontraba. Aquello que yo no tengo y necesito tener para diferenciarme. Mi empresa somos dos y él, es la especia. Aquello que diferencia mi trabajo (y me ofrece una ventaja). Esa especia consigue que haciendo lo mismo que otros muchos hacen, nadie lo haga como nosotros.
Es decir, que de acuerdo con todo (again) y añado: Si no encuentras nada en ti que te haga especial, lo buscas o lo compras, pero no se te ocurra salir de casa sin ello.
Es una opción, Sonia, lo que pasa es que, además de salir a buscarlo, has de ser capaz de identificarlo, buscar la forma de aproximarte, y de conseguir que quiera colaborar. Me consta que en tu caso, has conseguido superar todas las pantallas, lo que a su vez confirma tu primer párrafo. Al menos la última frase del primer parrafo… 😉